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Rugby - Mundial de Francia | Agustín Pichot

El socialista del rugby gobierna Argentina

Perdió dinero en El Corralito, lee a los griegos, juega al ajedrez, ama a París y dice que al jugar tiene "miedo" porque no le gusta que le peguen.

Agustín Pichot
afp

Pichot es genuino. Al morir su padre, en 1999, en pleno Mundial de Gales, con Argentina en cuartos de final, Agustín sintió "un vacío". Como terapia escribió un ensayo de 150 páginas sobre la muerte y la vanidad de la existencia, cuajado de referencias a Freud y Sartre. Lo tituló 'La mediocridad del éxito'. De familia burguesa, le dijo a su padre que quería jugar al rugby y éste le respondió: "Estudia, del resto me encargó yo". Con 23 años, al irse a Richmond, Inglaterra, le prometió concluir sus estudios de Economía.

Fue repudiado por su federación por irse al rugby profesional inglés, pero no dudó en cruzar el Atlántico para jugar con los Pumas por 20 libras al día. De Richmond pasó a Bristol, donde fue el primer argentino en capitanear a un equipo inglés. El día antes de jugar ante los All Blacks, en 2001, su familia recibió una llamada: "Saquen el dinero del banco". Pichot se centró en el partido y perdió todo en El Corralito, pero "jugué uno de los mejores partidos de mi carrera".

Amante fiel.

En 2003 emigra a París, "mi amante fiel", a enrolarse en el Stade Français de Max Guazzini, donde sale campeón de Francia y de Europa en 2004. Ascendió al status de estrella y sex symbol y lanzó su propia línea de moda: AG9 de Nike. Pero Pichot es camarada antes que estrella. Durante una negociación, una marca de automóviles le ofreció un coche bajo mesa para cerrar el acuerdo de esponsorización. Pichot les retó: "Si le dan un auto a cada pibe, lo cerramos ya". Hace dos meses Martín Gaitán sufrió un infarto y Agustín pasó tres noches al pie de su cama. Su relación con Guazzini acabó en divorcio por el vedettismo de éste. Para Pichot "el rugby es socialismo. O ayudas al compañero o el equipo jamás gana". Consecuentemente se fue al Racing Metro, eterno rival que malvive en Segunda. "Allá la gente sabe cuánto vale el pan. Y seguiré en el barrio (Quai Louis Bleriot), en mi café, con mi quiosquero". Este fan de Churchill, Napoleón y De Gaulle lee a García Márquez y a los filósofos griegos, juega al ajedrez, toma mate con Maradona y despacha en la Casa Rosada con la Kirchner, que quiere enrolarle en su proyecto político. Es Pichot, un medio melé que no esconde que "al jugar tengo miedo. A nadie le gusta que le peguen". Un tipo genuino.