Espoleado en el amor propio por los pitos del primer partido en casa, ayer el Ciudad Real no contemporizó en Pontevedra ante el histórico Teucro de regreso en la Asobal. Fue inmisericorde en general, pero es que Rutenka no tuvo piedad con la portería gallega: jugó un rato de lateral y acabó el partido de pivote porque Laen se dolía de un codo, y como Urios aún está lesionado, alguien tenía que moverse por los seis metros.

El Ciudad Real no tuvo problemas para apuntarse la victoria, incluso dando la sensación de que jugaba a medio gas y con el freno de mano puesto aunque marcase muchos goles de contragolpe. Pero Chema está muy lejos de la forma que exhibía en el Valladolid, Kallman andaba peleado con la eficacia...

Como dijo Dujsebaev: "El Ciudad Real está en esas semanas de ganar la forma". Y como dijo Pillo: "Este partido no es de nuestra Liga, de los que tenemos que ganar". Los dos entrenadores tenían razón: un equipo venció porque con tantos efectivos es imposible no hacerlo, y otro perdió porque ganar al campeón de Liga un recién ascendido no cabe en la lógica. Y en la Liga, grandes sorpresas, las justas.