Cuestión de centésimas y de milésimas. Cuestión de jugarse las medallas en lo que dura un parpadeo. Por cuatro centésimas de segundo perdió el vallesano Miguel Quesada el oro a manos del holandés Arnoud Okken, líder continental del año: 1:47.92 por 1:47.96. Y por una sola milésima perdió el bronce Luis Alberto Marco, ante el italiano Maurizio Bobbato: 1:48.71 por 1:48.71, pero en realidad 1:48.705 por 1:48.706.

Estupendo para Quesada, que se entrena en Soria con Enrique Pascual (Cacho, Antón, Parra, Estévez...) y maravilloso para Marco, que se prepara en Sevilla con Francisco Gil (nada que ver con el director de la Escuela de Entrenadores), que tiene sólo 20 años y que era debutante en la Selección. Ahí está el recambio, para cuando sea necesario. Es una joya que pronto enriquecerá la corona española del mediofondo.

La carrera fue dominada por Okken (con gafitas y pelos de punta), que se puso en cabeza desde el principio y así llegó al final, soportando el ataque de Quesada, que reemplaza en el podio europeo a Antonio Reina, lesionado, que fue plata en Madrid 2005 y bronce en Viena 2002.