La garra no bastó

Chaupeau por Fernando González, verdugo de Rafa Nadal en los cuartos de final del Abierto de Australia. Chaupeau por el partido perfecto del tenista chileno, más conocido como Mano de Piedra gracias a su portentoso servicio y su demoledora derecha. Un partido que refrenda, ante el rival más difícil posible, el gran torneo que está realizando en tierras australianas, en el que ya había mandado a hacer las maletas al local Lleyton Hewitt y al norteamericano James Blake.
Y es que el Bombardero de La Reina, como le gusta que le llamen, dejó al desnudo las debilidades de un Rafa Nadal inmerso en un proceso de evolución de su juego desde el final de la temporada pasada, y con el que su tío y preparador Toni Nadal pretende dotarle de un tenis más completo que le permita ahorrar energías. El servicio no pasa de ser el primer capítulo y el margen de mejora enorme dado su talento. Porque el manacorí, todo un referente en garra, forma física y manejo del contragolpe, sufre más de lo deseable para ganar sus partidos.
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González, que parece haber alcanzado su madurez y aúna la solidez de un especialista en tierra batida con la determinación y la agresividad necesarias en pista dura, utilizó las dudas al servicio de Nadal y cada golpe corto del español, para montarse sobre la bola (contrarrestando la carga de efecto liftado) y dar rienda suelta al mazo que tiene por brazo derecho. De un modo semejante al que hiciera el polémico checo Thomas Berdych en el Madrid Arena. Hasta amargar la noche a un impotente Nadal, tocado físicamente, que buscó contrarrestar el huracán de palos insistiendo en el revés de su rival y acercándose a la red.
Pero la fortaleza física y mental del suramericano, esta última hasta ahora algo débil, hizo imposible el milagro. El primer grande del año sigue resistiéndose al tenis español.