Asafa Powell dio una buena impresión en las series de los Bislett Games de Oslo, en las que corrió en 9.96 sin esfuerzo aparente, pero luego, en la final, terminó en 9.98 y se le vio como sin ganas, con el único objetivo de ganar la carrera y seguir en la lucha por el millón de dólares. Cierto que se dejó ir algo al final, pero de acabar en tromba sólo hubiera arañado unas pocas centésimas, muy pocas, al resultado final. Fueron 100 metros de decepción, hay que reconocerlo. Tal vez Asafa se dio cuenta de que el viento era contrario (0,9 metros por segundo en contra) y de que en esas condiciones, y con temperaturas relativamente bajas, el gran registro era imposible en una prueba en la que se precisa algo de viento a favor y sentir calor en las piernas.

Sólo él pudo romper la barrera de los diez segundos: Shawn Crawford, compañero de entrenamientos de Gatlin, fue segundo con 10.02. El nigeriano Fasuba, revelación de la temporada con sus 9.85, no llegó en la final, porque sólo fue capaz de hacer 10.19. Powell, al menos, aspira a ese millón de dólares. Fue la único bueno que sacó ayer de Oslo.

Bekele perdió con Songok

Kenenisa Bekele ya advirtió en las vísperas de Oslo que no se encontraba en su mejor momento, y lo demostró en la pista. Incapaz de romper la carrera llegó al toque de campana con un numeroso grupo de adversarios y no pudo despegar al nandi keniano Isaac Songok, de 22 años, que le batió por tres segundos y con la mejor marca del año: 12:55.79. Adiós al millón de dólares para el etíope heredero de Gebrselassie.