Nadal pone rumbo a Nueva York

Como era de esperar, Rafa Nadal se llevó el duelo generacional de Montreal. Al bueno de Agassi le pesaron más los años –suma 35 primaveras- que su infinito talento. La potencia y efecto de los raquetazos de Nadal, que goza de un estado anímico que le hace inalcanzable, acabaron por atragantársele al tenista de Las Vegas.

El paso del tiempo volvió a deleitar a los aficionados con un partido cargado de emotividad y nostalgia, un guiño entre pasado y futuro, aderezado con puntos espectaculares. Una especie de alternativa tenística, en la que Agassi acabó por apadrinar al novato Nadal, otorgando su visto bueno definitivo. No parece que queden muchas ocasiones para disfrutar del juego preciso y acelerado del mediático Agassi. El último superviviente de la generación que recogió el testigo de mitos como Connors, McEnroe o Lendl, puede despedirse del tenis profesional después del inminente Abierto de Estados Unidos (del 29 de agosto al 11 de septiembre).

Mientras, el milagro del Cola-Cao suma y sigue, con una naturalidad insultante. A sus 19 años, el "toro furioso", como le denomina la revista oficial de la ATP, se ha llevado un nuevo puñado de puntos y se ha anotado su noveno torneo del año –tercero de los prestigiosos Masters Series-. Ningún español ha ganado tantos torneos en una misma temporada. Y la presente se encuentra poco más allá del ecuador.

En Cincinnati, convertida en estación de paso, Nadal volverá a encontrarse con el suizo Roger Federer, con quien mantiene un particular mano a mano durante toda la temporada. La próxima parada del expreso manacorí se llama Flushing Meadows.