Todos contra el rey

Ciclismo | Tour 2005 - 10ª etapa

Todos contra el rey

Todos contra el rey

reuters

Los aspirantes anuncian batalla en la primera etapa alpina.

Gran día. Tour. Alpes. Final en alto. Más sol que nubes. Calor, 28 grados. Según se mira al este, el Mont Blanc. Por delante, una etapa fantástica, culminada por dos durísimas ascensiones que se encadenan, Cormet-de-Roselend y Courchevel, el último en ganar allí fue Pantani, por delante de Chava Jiménez, si te recuerdan no mueres del todo. En aquella jornada de hace cinco años que parecen mil, Moreau cedió 31 segundos con respecto a Heras y Armstrong, que coronaron juntos. Ullrich perdió con ellos 3:31 y Vinokourov 22:27. Eran otros tiempos, nunca mejor dicho.

La etapa descubrirá muchas cosas, aunque no todas. Sabremos si Armstrong es mortal, si envejece, si se oxida, si cambia de estrategia. Su historia en el Tour está escrita con exhibiciones en las primeras etapas de montaña que sirven para aniquilar la moral de sus rivales. Siempre igual: su equipo controla hasta el último puerto y allí es lanzado por sucesivos compañeros. Luego, el molinillo y la sentencia.

Para evitar ese destino, para minar al Discovery, los valientes deberán moverse en el Cormet-de-Roselend. Sin equipo, Armstrong perdería el control de la carrera en un momento decisivo. Mayo debería saltar en este puerto, no escuchar a Gorospe y no mirar atrás. Mancebo no sería mal compañero. Tampoco Sastre.

El papel que juegue en esa primera ascensión el T-Mobile de Ullrich será fundamental, pues es la única formación que cuenta con tres aspirantes. Vinokourov podría mover el árbol y Kloden, si acepta el reto, rematar la ofensiva. Así ocurrió el pasado sábado y Armstrong se quedó sin equipo en un puerto de segunda. No se puede saltar detrás de cada loco que lo intenta a 80 kilómetros de meta; por eso necesario abrir las puertas del manicomio. Otra cosa significa ir de excursión al matadero.

Por cierto, Ullrich salió ayer del hospital de Grenoble con los brazos alto, como si hubiera vencido a un pelotón de Armstrongs clónicos. Le habían comunicado que, después de su última caída, no tiene ningún hueso roto, aunque sus heridas en la cabeza bien las podría haber causado el ataque de un Tiranosaurius Rex. Me refiero a las heridas superficiales, naturalmente. En cualquier caso, confío en un hachazo del alemán, ya sea en cabeza ajena o en pie propio.

Basso anunció que lo intentará en el último puerto y Riis, su director, aseguró que no caerán en la "trampa" de Armstrong y, que pese a portar el maillot amarillo, no le harán el trabajo sucio. Heras, por su parte, admitió que no llega mal colocado a las montañas.

La media de la primera semana ha sido de 46,220 kilómetros a la hora, lo que corrían nuestras Vespinos de la adolescencia, pero velocidad suficiente para machacar los cuerpos del pelotón entero, favoritos incluidos. Alguno reventará, siempre ocurre.

Dicen que en estos valles viven las vacas más felices que existen. No es mal sitio para ser vaca. O ciclista ambicioso y campeón.