Juegos Mediterráneos Almería 2005 | España 1 - Turquía 0
Kepa rompió el maleficio español contra Turquía
La Selección despidió a los almerienses con un triunfo
Blas Infante, padre de la patria andaluza, estaría orgulloso del equipo español de fútbol que ha conquistado el oro de los Juegos Mediterráneos. Puerta, un sevillano, marcó el gol de la victoria ante Italia. Jesús Gámez, de Fuengirola, y Manu del Moral, de Jaén, aplastaron a Libia en la semifinal. Anoche, Kepa Blanco, delantero de Marbella que ha acumulado tres peinados durante el torneo, marcó el gol del triunfo. Andalucía ha aportado pues, más que nadie a este oro de los Juegos del Mediterráneo que acaban con una maldición. España nunca se había coronado en la cita a pesar de llevar selecciones, probablemente, superiores a éstas. La de Bari, en 1997, con Valerón al mando, es un buen ejemplo. La selección ha ganado ya todas las competiciones grandes excepto el Mundial. En Almería, el grupo de Santisteban ha cumplido con su obligación. Anoche, en la gran final, se trabajó un triunfo sin brillo pero emotivo ante Turquía. 20.000 espectadores se entregaron a la causa. Porque para Almería no hacía falta que estuviesen Raúl, Puyol, Joaquín y Torres para dejárselo todo.
Maldición del oro.
Almería pasará a la historia por haber roto el maleficio del oro, que por algunos momentos peligró cuando la Selección se echó atrás. Cuéllar, con la misma camiseta de manga amarilla corta con la que Iker Casillas salva a la absoluta. El partido en sí no tuvo demasiada historia. Un gol tempranísimo después de una buena galopada de Valera, interior derecho de buena planta, y un remate a puerta vacía de Kepa. El gol animó a España, que quiso sentenciar por la vía rápida. Sin embargo, los turcos se animaron y tuvieron el balón. No hubo aire de final hasta los últimos minutos, cuando los otomanos se convencieron de que estaban a punto de perder y se fueron arriba. Pero en esta Turquía no había ningún Hakan Sukur, ningún Nihat, algún Ilhan Mansiz. Sólo balas de fogueo, controladas por España hasta el final. No fue la final de Barcelona ni hubo ningún Kiko llorando de rodillas abrazado por Guardiola, pero gente tan sensata como Juan Santisteban merecía algo así. También Almería, que despidió ganando unos Juegos de oro.