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España se abona a la Davis

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Llegó la segunda ensaladera de plata, la segunda como anfitriones y sobre tierra batida. La de Moyà, que ha confesado haber vivido obsesionado con ella y que tenía marcado el día en su calendario desde hace algo más de dos meses, desde la eliminación de Francia en Alicante. El mallorquín se sacó la espina de su ausencia en el equipo del 2000 e hizo realidad su sueño. Ante un Roddick venido a menos tras la media estocada con que le dejó Nadal, Moyà doblegó al cañonero de Omaha en tres sets y su cuerpo se desplomó extasiado, entre lágrimas, sobre la arena de la pista de La Cartuja.

La mejor generación de tenistas españoles, que a poco que se recupere Ferrero tendrá cuatro jugadores dentro del top ten, sigue haciendo historia. Ha tomando el relevo al equipo femenino -cinco veces campeón de Copa Federación- y con su segunda ensaladera en cinco años continuará encabezando el ranking de la competición, que mide al mejor equipo a lo largo de un periodo de cuatro años. Un ciclo sin precedentes que hace justicia al buen hacer de la RFET y los clubes a lo largo de más de tres décadas, en las que España se ha convertido en la mayor y más eficiente fábrica de tenistas del mundo. A buen seguro, un notable puñado de niños soñarán desde hoy con convertirse en profesionales de la raqueta.

El de la Davis es siempre un triunfo de equipo, con independencia de quien gane el punto decisivo. Y en ello reside la grandeza de esta competición, que además concede al público un papel casi protagonista. Con Moyà como líder incontestable y Rafa Nadal convertido en el jugador más joven en ganar una Copa Davis, mención especial merecen Juan Carlos Ferrero y Tommy Robredo. El valenciano, que repite éxito, por la enorme dignidad con la que ha encajado las incómodas decisiones del valiente G-3, en especial la de hacerle jugar el punto de dobles. El gerundense, por la humildad con la que afronta su papel secundario. Y detrás quedan Feliciano López, Fernando Verdasco y el resto de los competitivos jugadores españoles. Hay equipo para rato.