Heras es el sheriff

En España las medias montañas son tan peligrosas como los grandes puertos de Francia e Italia porque tienen peor humor y es absurdo renegar de nuestra geografía y buscar muros imposibles o pedir prestado el Tourmalet cuando etapas como las de ayer son capaces de provocar deliciosas escabechinas, no sé por qué tantas ganas de inventarse desafíos, lo supimos ya en 1983 cuando Hinault devoró el presente y futuro de Julián Gorospe en aquella etapa por la sierra de Ávila, media montaña dijeron y todavía nos dura el trauma, imaginen a Gorospe.

Suelen ser días que salen grises, en los que puede llover por primera vez en diez años y llueve, de paisaje árido como los desiertos de los spaghetti western y con el mismo glamour, que es ninguno. En esas condiciones no sirve ni la fama ni la brillantina, porque no es una cuestión de héroes que se enfrentan a un hermoso macizo montañoso, no hay verdes praderas ni pueblitos de los Alpes, no, aquí no hay leyenda, sino riña de bandoleros en la sierra, muchos ciclistas poco viajados que concentran en la Vuelta la ilusión de un año, qué digo, de una vida. Por eso, tan simple, no vienen aquí las figuras extranjeras, porque la gloria que se reparte no está en consonancia con el enorme esfuerzo a realizar, y por eso las estrellas que vienen no lo hacen para quedarse o si lo hacen es que están rebotadas de algún sitio, de un jefe acaparador o de unos resultados frustrantes, vienen con muertos en el armario. La Vuelta a España es, en el ciclismo, el lejano oeste.

El viaje hacia el Alto de Aitana fue dejando un reguero de ciclistas por el camino, muchos ilustres. Se quedó Beloki, quizá para siempre (llegó a 19:53 de Piepoli), y lo hizo también Hamilton, demasiado pronto, mal derrumbe porque se llevó a medio equipo por delante y cedió 10:52. De forma incomprensible, Pino ordenó al esloveno Valjavec, que estaba escapado con Lastras y Cárdenas, con opciones de ganar la etapa, que se quedara a esperar a Hamilton, que asistiera al entierro.

Esa fuga fue más una referencia que una esperanza: eran, sin saberlo, liebres. Cuando el ritmo del pelotón resultaba más infernal, impulsado por CV-Kelme y US Postal, se escapó el gallego David Blanco, un maravilloso acto de insumisión, pues no se encuentra otro sentido a su colosal esfuerzo, que nos descubre a un ciclista campeón a la sombra de Valverde. Pero cualquier intento es vano si por detrás la carrera está en juego.

El tirón.

En cuanto comenzó Aitana, Nozal dio un tirón brutal que desparramó a los favoritos. Se supone que actuaba a favor de Heras, pero es probable que lo hiciera también en favor de sí mismo, tiene ojos de insurrecto, se siente poderoso y tal vez no olvide quién le arrebató la Vuelta hace un año: Heras (¿o Sáiz?). Valverde, Mancebo, Menchov, Sastre y Landis se plantearon entonces una ascensión agónica. Valverde, que estuvo muerto, resucitó y salvó la jornada. Mancebo se dosificó primorosamente y opta oficialmente al triunfo final. En lo que a ellos se refiere, la exhibición de Heras se queda, casi, en fuegos de artificio, diez segundos con Mancebo y 25 con Valverde.

Porque cuando Nozal se abrió (que no rindió), Heras trató de apuntillar, de sentenciar la Vuelta. Sin embargo, ni sentenció ni ganó la etapa, porque se coló en su fiesta Piepoli y le birló la victoria. El Liberty, que había desplegado su particular desembarco de Normandía, apenas obtuvo renta. Sus rivales están vivos, casi todos, incluido Landis. Por no hablar de esa bicefalia que podría ser más un problema que una ayuda. La Vuelta, en definitiva, sigue intacta y deslumbrante, tan salvaje como el Oeste.

La película

Km 0: 178 corredores toman la salida en Xátiva

Km 50: Se forma la esca pada buena, con 14 hombres (van Cárdenas, Lastras, Valjavec y David Fernández).

Km 92.9: David Fernández, Cárdenas y Lastras pasan primeros en Tudons (2ª categoría). Tienen 2:43.

Km 110. Saltan del grupo de escapados Cárdenas, Valjavec y Lastras. Tienen cinco minutos con el pelotón.

Km 123: Se queda Beloki. Sufren Hamilton y Sevilla.

Km 126.2: El pelotón, a 4:39 del grupo de Cárdenas por el Alto de Torremanzana.

Km 157: Nozal coge la cabeza del grupo y empieza la persecución al pie de Aitana. Por delante se marchan solos Cárdenas y Lastras.

Km 158: El ataque de Nozal rompe el grupo. Se marchan Piepoli y Heras, que pasan a los escapados. Se quedan Mancebo, el único que aguantaba.

Km 160: Nozal y Mancebo, que llega por detrás, persiguen a Heras y Piepoli.

Km 162: Piepoli saca de rueda en el sprint a Heras y gana la etapa. Nozal entra a 10 segundos y Mancebo a 15. Landis entra a 55 segundos, pero sigue líder.