Entrevista Filippo Simeoni
"Armstrong no ayuda a luchar contra el dopaje"
Ciclista del Domina V. Armstrong tuvo el viernes en el Tour una actitud mafiosa contra Filippo Simeoni, a quien impidió escaparse para saldar cuentas pendientes. El pecado del italiano es que confesó sus prácticas dopantes ante la justicia y acusó al preparador del texano, Michele Ferrari.
¿Cómo ha dormido usted la noche después de ser reprobado por Lance Armstrong y una parte del pelotón?
Muy mal, porque he pensado mucho en el episodio del viernes y en las duras palabras que me dijo Lance Armstrong después de la escapada, antes de volver a integrarnos en el pelotón.
¿Qué palabras?
Prefiero no decirlas públicamente, pero fueron palabras muy ofensivas. No las diré porque al final sería mi palabra contra la suya, pero existieron y él las conoce.
¿Ha llorado?
Después de la etapa, sí. Pero cuando lo pasé realmente mal fue después de las declaraciones que hizo Armstrong contra mí (en 2002, en la RAI, en vísperas de la Milán-San Remo). Entonces tuve una depresión, pasé una mala época, pero aquello me dio después una gran fuerza interior.
Al comienzo del Tour ya dijo usted en L'Equipe que Armstrong no iba a dejarle escapar.
Tenía el presentimiento de que iba a ocurrir. De hecho, cuando me escapé con Iñigo Landaluze (9ª etapa, Gueret) ya resultó extraño que hubiera tantos equipos de acuerdo para echar abajo la escapada. El viernes volví a intentarlo y sucedió otra vez. Lance Armstrong tiene demasiado poder en el pelotón.
¿Cuál es su pecado?
Mi pecado es haber sido demasiado sincero al haber hablado de mi experiencia con el dopaje y, sobre todo, haber tocado al preparador de Armstrong, Michele Ferrari. Ése es mi gran pecado.
Pero de Armstrong directamente no ha hablado nunca.
No. Además, yo ya he pagado mi culpa con la justicia deportiva, porque fui descalificado tras mi confesión de dopaje... Pero ahora resulta que tengo que cumplir otro castigo, en este caso moral, porque Lance tiene un enorme poder. De todos maneras, aunque él movilice a un 90 por ciento, a mí me basta el diez por ciento para sentirme satisfecho con mi lucha.
¿El castigo se lo impone sólo el americano o todo el pelotón?
Hay muchos en el pelotón que me lo están haciendo pagar. La prueba es que Armstrong reconoció que muchos ciclistas le habían felicitado por lo que hizo el viernes.
¿Es cierto que hubo corredores que le insultaron?
Sí. Eso es otra prueba. Al volver de la escapada hubo algunos que me insultaron. Nardello fue el peor, porque me dijo que yo soy una vergüenza para el ciclismo, porque ensucio el plato donde he comido.
Entonces, ¿sólo le habla un diez por ciento del pelotón?
No sé si es un diez por ciento, porque me bastaría sólo uno para darlo por bueno.
¿Pero le habla algún ciclista?
-Muy pocos, la verdad... No sé... Chente García, Sevilla, Bettini, mis compañeros de equipo... En verdad son poquísimos.
¿Están consiguiendo que usted se arrepienta de sus denuncias de dopaje?
No estoy arrepentido de haber confesado, porque ahora tengo la conciencia limpia, después de haberme quitado un gran peso de dentro. Mi confesión fue sobre unos años insostenibles, pero también quiero decir que ahora la Unión Ciclista Internacional (UCI) está haciendo un gran trabajo con el dopaje... La situación ha mejorado.
¿Ha mejorado a pesar de las confesiones de Philippe Gaumont, David Millar, Jesús Manzano...?
Sí, sí... Es difícil que el ciclismo se limpie completamente, pero la lucha contra el dopaje está mejorando, eso es seguro.
Armstrong también envió correos electrónicos a la UCI y al Tour denunciando el uso de hemoglobina en el Dauphiné Liberé de 2003. Entonces, ¿qué diferencia hay entre el americano y usted?
Yo he tenido el coraje de confesar públicamente, he hecho una contribución en la lucha contra el dopaje y he cumplido una sanción deportiva por ello. Armstrong, sin embargo, no ayuda mucho en este combate con actitudes como la del viernes. El dopaje quizá va a existir siempre, pero estoy seguro de que lo podemos mejorar.
¿Mantiene su querella por injurias contra el americano?
Sí, está presentada en Italia, en el Juzgado de Latina.
Depresión y querella contra el americano
En 2001, Filippo Simeoni confesó a la justicia que Michele Ferrari le había dopado. Un año después, Armstrong le acusó de mentiroso, con lo que provocó una depresión en el italiano, quien luego presentó una querella contra el texano.