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Entrevista Federico Martín Bahamontes

"Que Virenque bata mi récord es de vergüenza"

Federico Martín Bahamontes cumplió 76 años el pasado día 9. El Águila de Toledo vive de su pasión en su tierra, rumiando su frustración por la decadencia que exhibe el deporte que lo convirtió en una leyenda hace casi medio siglo. El maestro no se corta. Genio y figura.

Federico Martín Bahamontes

No hace falta que me lo diga. Se lo leo en sus irritados ojos. Cualquier tiempo pasado fue mejor...

Pues mire, para que nadie se ofenda pensando en otros campos de la vida, aclaro que esa es una gran verdad si hablamos al menos de ciclismo. Me siento mal, frustrado. Mi deporte, el más grande que existe, es ahora mismo una mentira que no se la cree nadie. Todo está manipulado.

Don Federico, no me engañe. Lo que pasa es que usted está que echa pestes tras ver ayer al tal Virenque quitarle su histórico récord de seis maillots del Gran Premio de la Montaña del Tour, que compartía con Van Impe y el propio francesito.

¿Récord? ¡Qué gaitas! Que Virenque haya batido mi récord es una vergüenza para el ciclismo y para la historia del Tour. ¿Qué méritos ha protagonizado en esta edición? Si le han llevado en carroza hasta cada montaña. Hinault tiene mucho que callar. Él sabe que desde la organización han permitido que este Virenque alcanzase cada cima en solitario gracias a los dos coches que le ponían por delante y las seis motos que le rodeaban, creando un embudo de aire que le hacía ascender en bandeja de plata. Eso no es correr. Ha sido penoso.

Manchego, eche el freno. ¿Algún mérito tendrá?

Mire, ¿por qué nadie se atreve a recordar que Virenque fue el que se cargó al Lotus y que se tuvieron que deshacer de él porque acabó en la cárcel por lo del dopaje? Ya está bien de engañar a la gente y no decirle la verdad. El Tour estaba interesado en que subiese al podio de París este domingo con el maillot de los circulitos rojos y ya lo han conseguido. Pero...

Pero...

Pregunte a cualquier francés honesto que ame al ciclismo. ¿Virenque o Bahamontes? El 90% le dirá que Bahamontes, porque el ciclismo después de Fede ya no ha sido igual. Yo sí me lo curraba de verdad. Que me cuenten a mí películas. Pronto iba a haberse paseado conmigo el americanito. Y todos en el pelotón riéndole la gracia sin decir esta boca es mía. ¡Valiente farsa!

Le estoy leyendo el pensamiento. Usted está indignado con lo sucedido el martes en la etapa de Villard de Lans.

Pues claro. Es que lo del italiano tirando del americano para que Ullrich no llevase a buen puerto la escapada me puso de mil demonios. ¿A qué leche jugaba Basso? ¿Quién defiende los intereses del US Postal? Yo seré mayor, pero tengo el cerebro intacto, y nadie puede entender que el italiano tirara por tierra su última oportunidad de ganar el Tour ayudando a su verdugo. Eso huele a podrido a la legua.

Me está convenciendo. Dan ganas de dar la espalda al Tour.

Si le consuela, sepa usted que el miércoles me negué a ponerme delante del televisor para ver la cronoescalada de Alpe dHuez. Es la primera que hago algo así, pero era mi única forma de mostrar mi indignación con el patético conchabeo del pasado martes. Creo que Armstrong no debería gozar de este tipo de ayudas para ganar el Tour.

Uno no, maestro. Lleva con éste seis. Asuma que este yankee es el ciclista más grande de la historia.

¡Bahh! Simples estadísticas. Si este manchego de 76 años, con un par bien puestos, llega a tener fuerzas para seguir sobre un sillín, ya le digo yo que este americano no habría sido capaz de ganar seis Tours con la gorra como ha hecho. Me indigna que en el pelotón sólo haya palmeros y que nadie le haya plantado cara.

Pero ha sido un triunfo justo amigo.

Sí, vale. Armstrong es el tuerto en el país de los ciegos. Pero va siendo hora de decir las cosas por su nombre. Como dicen en mi pueblo, si pones los bueyes detrás de la carretilla todo se va al carajo. Mire, la enfermedad de Armstrong fue muy dura y penosa, pero han pasado los años y él se sigue tomando medicinas especiales y se lo permiten. Vamos, que mientras siga cargado ganará los Tours que quiera porque los demás ahí no pueden competir. Yo no digo que el yankee sea como Pantani, pero en mis tiempos todos competíamos con el único cargamento de un termo en el que yo metía café, colastier, coñac, limón y agua del Carmen. Igualito que ahora...

¿Ve algo extraño en tanto triunfo consecutivo de Armstrong?

Sí, que parece que la organización del Tour quiere hacer méritos para llevarse la carrera algún año a Estados Unidos. Un día hubo una comida aquí en Toledo, de la que hablaré en su momento, en la que se fraguó ese tema. Quieren salir un día desde Nueva York porque saben que ahí se mueve mucho dólar y el negocio es el negocio. Claro, con el Armstrong ganando los Tours como rosquillas, ¡qué mejor carta de presentación! Aquí todos nos conocemos ya muchacho...

Quisiera animarle, pero si le pregunto por el pobre papel de los españoles se me va a poner de peor humor.

Casi mejor que me muerda la lengua, pero que alguien me explique como se come lo de que los tres españoles del US Postal hayan corrido como en su vida mientras que el resto de los nuestros se han arrastrado. Algo falla aquí. ¿Dónde están nuestros escaladores? Ni uno ha inquietado a Virenque a pesar de estar medio acabado. Mi paisano Sevilla tampoco ha estado como él sabe. Sevilla, en condiciones normales, gana a Virenque con una sola pierna. Pues nada. Aquí el problema general es más de fondo.

Si quiere comentamos lo del doping y ya nos liamos la manta a la cabeza.

No le diré todo lo que pienso, pero que alguien analice esto. En Suiza, Francia, Holanda o Bélgica hace muchos años que no sale una gran figura mundial gracias a que tras una serie de casos graves, incluso hubo algunos muertos, se metieron a saco para limpiar el ciclismo y empezaron por los juveniles, cadetes y aficionados. Ahí es donde hay que atajar el problema. Claro, luego llevan diez años de sequía, pero es la única fórmula de limpiar la imagen. En España tendremos que hacer lo mismo algún día.

Si es que nada es igual, Don Federico. Ahora hasta recomiendan el sexo para descargar tensiones antes de correr.

Mal hecho. Las fuerzas hay que guardarlas para la bicicleta. Cuando me casé sólo hacía el amor cada quince días y cuando estábamos con la temporada en pleno apogeo me podía pasar tres meses sin catarlo. Es que mi ciclismo, el de la era Bahamontes, era más auténtico.

Mire, hasta un pipiolo como yo ha escuchado de boca de mi señor padre lo de la machada del helado en lo alto de la cima...

Eso fue en la cumbre del Romeyre. Había roto dos radios de la bici y tenía que destensar el freno. Así era una locura descender y mientras esperaba el coche de mi equipo aproveché que había un carrito de helados para pedirle un par de bolas y meterlas en el bidón. Pareció una chulería, pero no fue una farolada.

Buena cosecha la del 59. Bahamontes ganador del Tour. Me dicen los viejos ancianos de la tribu que aquello fue más sonado que las apariciones de Franco en la plaza de Oriente o las Copas de Europa del Madrid.

Por supuesto y, además, fue un 18 de julio. De coña. Ese Tour se celebró en mi Toledo como si hubiéramos recuperado la capital del Imperio. Tardamos seis horas desde Madrid para llegar allí por tener que parar en todos los pueblos de la carretera. Me sentí grande. ¡Hombre, es que corrí once Tours y siempre acabó sonando el himno de España conmigo en el podio! Ahora nada es igual.

Volvamos al Tour del 2004, a ese que le duele en el alma. ¿Qué demonios ha pasado con Mayo? ¿No era uno de los favoritos para acabar con la hegemonía de Armstrong?

No se lo tome mal, pero haga autocrítica junto al resto de periodistas. A los teóricos especialistas se les ha llenado la boca de ponerle por las nubes antes de la ronda francesa diciendo que éste era su año. ¡Ingenuos! Cuando Mayo ganó a Armstrong hace un mes era porque el americano estaba de tanteo. Cuando ha enseñado las garras, adiós Mayo. Como un azucarillo. Además, los periodistas de su región le han hecho creer lo que no es.

Hablando de ciclistas vascos, usted perdió una Vuelta a España en beneficio de Loroño. Dicen que fue impuesto...

¡Y tanto! José Antonio Elola, que era el jefe de la Delegación Nacional de Deportes (el equivalente al CSD actual) me envió un telegrama diciéndome que aceptase ser segundo en la General y ganar la Montaña, como estaba claro que iba a hacer, porque Loroño era vasco y la prueba la organizaba El Correo Español...

¿De verdad cree que Armstrong es mejor que Merckx, Hinault, Anquetil, Indurain y, si me apura, su compatriota Lemond?

Por favor, no ofenda. Armstrong es un corredor completo, pero lleva seis años de paseo porque el ciclismo está condicionado por lo que todos sabemos y nadie se atreve a proclamarlo. No es normal que todos parezcan unos principiantes a su lado. ¿Es que sólo él tiene fuerzas?

Usted al novio de la Sheryl Crow se lo hubiese merendado.

Puede que en la contrarreloj en llano no, pero le aseguro que a mí en la montaña me hubiera durado tres asaltos. Gané seis Tours en esa especialidad porque era el mejor, sin ponerme medallas. En la montaña me sentía como una ardilla. Arriba era feliz y las piernas me daban para mucho y más. Armstrong va fuerte, pero a su ritmo, y seguro que con mis hachazos, como le que le dio Ullrich el otro día, yo le hubiese tumbado.

Me da pena acabar maestro. Espero verle en la Vuelta a Toledo, que sin usted no sería nada.

La presentamos el 6 de agosto y se correrá los días 7, 8, 9 y 10. Dígale a su director, a Relaño, que se venga a disfrutar del ciclismo del bueno. El futuro está en los chavales, aunque hay que fomentarlo, como le digo a mi amigo Javier Martín del Burgo, otro apasionado de esto. Es que apenas hay 50 licencias en Castilla-La Mancha. Peligroso camino.

El bueno lo diseñó usted Don Federico. Usted sí que fue un ejemplo.

Se intentó chaval, se intentó...