Nuevos tiempos, nuevas reglas

Camacho ha entrado con buen pie en su segunda etapa como entrenador del Real Madrid. En sólo una semana ha revolucionado los latidos de las oficinas del Bernabéu. Es un tipo hiperactivo y no quiere dejar ni un cabo sin atar. Nada que ver con el pachorrismo modernista de Queiroz. Camacho es otra película y uno de los enamorados de su cine de acción es Florentino, que fue un apasionado de la industria del celuloide antes de dedicarse a construir casas, carreteras, y fichar galácticos.

El todavía presidente del Madrid (le restan doce días para presentar su dimisión ante los socios), ha mantenido en los últimos días más conversaciones y reuniones con Camacho de las que protagonizó con Del Bosque y Queiroz juntos en estos últimos cuatro años. Florentino está impresionado con este murciano imparable. Ha descubierto al Camacho persona, que le tiene ganado para la causa. Ni en sus empresas ni en el entorno del fútbol estaba acostumbrado a tratar con individuos tan campechanos, directos y desinteresados. El otro día comieron juntos en un restaurante de la capital y me cuentan que el presidente disfrutó como un niño con la conversación. Con él no necesita hablar en clave. Utilizan un lenguaje descodificado. En sintonía se solucionarán mucho mejor los problemas. Ahora existe un cordón umbilical que evitará la incomunicación del pasado. Nuevos tiempos, nuevas reglas.