Puerta a tanto porte

Nadie podrá acusar al Bernabéu de ser inclemente. Recibieron al equipo con caridad, tras el ridículo de Murcia. Soportaron con estoicismo el primer gol de Kovacevic. Pero todo tiene un límite y ese lo han rebasado técnicos, directivos y jugadores desde hace tiempo. El más expuesto a la crítica era Florentino, en primera línea de palco. Viendo los pañuelos exhibidos, dos orejas y rabo. Valdano suele agazaparse en la última fila de la zona noble junto a Butragueño. De poco le sirve. A él le cantaron lo de "Valdano vete ya" con insistencia. Seguro que en el ánimo estaba castigarle por la contratación de Queiroz. El luso merece capítulo aparte. Ayer asomó la gaita lo justo. Mejor. No era cuestión de provocar más al respetable.

Sonrisa profidén, manejo de idiomas y porte de modelo maduro. Queiroz daba el perfil. Del Bosque ganaba pero no vendía. Estaba anticuado. Era necesario traer al que llevaba el botijo en Manchester para que nos enseñara nuevos métodos. Pasados diez meses ya conocemos esas innovaciones. Se trata de afrontar sesenta partidos con doce jugadores. Su gran apuesta ha sido castigar sin sentido a los chavales que acababan de subir de la cantera. Y cuando apostó (Rubén en Sevilla o Borja en Mónaco) los acabó hundiendo en la miseria. En su currículo puede presumir de una gesta sin par: cuatro años de llenos en el Bernabéu y ayer el público abandonó las gradas a la media hora de juego.