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El Muro del Bernabéu

Lo recuerdo como si fuese ayer. Retrasen el calendario seis meses atrás. Jorge Valdano a la mesa con varios redactores de AS. "Mirad, la apuesta por los chavales seguirá firme. Pero lo que necesita el Madrid para apuntalar su futuro es un central feo, con cara de mala leche, que tenga un perfil patibulario. Un tipo que dé miedo en el área...". Nos miramos extrañados, pero si esa expresión venía de alguien acostumbrado a hacer apología del fútbol de seda, es que nos estaba anticipando el Apocalipse Now que iba a sufrir semanas después una defensa de porcelana en la que Mejía, Bravo y Pavón iban a quedar en evidencia ante el ojo público (la culpa no es de los chavales). Por eso Florentino ha reaccionado con firmeza y ha girado el rumbo.

Primero, ha ganado otro pulso al tal Abramovich. El petrolero ruso tiene tantos euros como granos de arena el desierto del Sahara, pero le falta el liderazgo sentimental, la jerarquía histórica, la melodía de seducción que representa el Madrid para cualquier jugador del mundo. Por eso Walter Samuel ha decidido apostar por su felicidad personal y profesional antes que por el río de dinero que le aseguraba el Chelsea. Samuel será el Muro del Bernabéu, el Benito del siglo XXI que diga: "Aquí mando yo". Argentino, grandullón y capaz de dejar a la Roma en sólo 19 goles encajados en 34 partidos. Morientes no habría marcado tan fácil con él en el área. Buen fichaje. El Madrid despierta.