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Primera | Real Madrid

Queiroz: echarle costará 125 kilos

Florentino supo desde la Supercopa, en agosto, que se había equivocado con él. En Murcia cavó más su fosa al poner a Zizou de 9

<b>ENFADO EN LA CONDOMINA.</B> El presidente prefirió regresar de Murcia por carretera a pesar de tener plaza en el avión
JESÚS AGUILERA

Florentino nunca dirá públicamente que se equivocó al no renovar el contrato de Del Bosque (cree, honestamente, que acertó con esa decisión por impopular que sea), pero lo que asume resignado y dolido es que se metió en un charco lleno de lodo en la interminable tertulia gastronómica del Señorío de Alcocer (23-6-2003), en la que se dio luz verde a la contratación de Carlos Manuel Brito Leal Queiroz. Jorge Valdano se la jugó al apostar por un técnico sin currículum ni carisma. Por eso éste firmó por la mitad de lo que ganaba su antecesor (500 millones Vicente; 250 CQ). De hecho, el Madrid sólo pagará 125 millones brutos de las antiguas pesetas a Queiroz para rescindir el año de contrato que le restaba.

Les adelanto un dato curioso. Luis Figo, citado en el Señorío de Alcocer para que diera su opinión sobre un entrenador que le tuvo desde que le crecieron los dientes, se la jugó con su sinceridad habitual: "Carlos es muy bueno, pero no es mejor que Del Bosque".

Quizás desde ese momento, desde el banderazo de salida de la era Queiroz, Florentino empezó a entender que la había pifiado. De hecho, en la conferencia de prensa en la que anunció su fichaje dejó algunas frases huérfanas de convicción: "Buscamos un librillo más avanzado. Si nos hemos equivocado, los socios tendrán que decirlo...".

Llegó la Supercopa de España. Agosto. Día 24. Son Moix. El Mallorca de Etoo gana 2-1 al Madrid de los galácticos. Pero ése no fue el problema. A poco de iniciada la segunda parte, Queiroz se atreve a mandar al banquillo a Beckham para dar entrada a Makelele, que ya llevaba dos semanas de pleito con el club amenazando con marcharse al Chelsea. El inglés se fue hundido del campo, porque el cambio le señalaba a él con el dedo de la derrota. Florentino se fue indignado esa noche a su barco. Ni cenó. Se dio cuenta de que el portugués no era un entrenador de club. Muere con sus ideas si hace falta, por obtusas que sean. Ese 23-A el presidente hubiera destituido a Queiroz de buena gana. Pero no es su estilo. Ahora se arrepiente de no haber dado antes un volantazo. Debió hacerlo el día del 0-3 con Osasuna (¡ese cambio de Borja por Ronaldo!). Pero se reprimió.

Despido. A Queiroz le ha venido grande el Madrid y el entorno de Florentino le acusa de haberse cargado la cantera (Portillo y Núñez están condenados desde su llegada), de menospreciar la política de Zidanes y Pavones ("El Madrid no tiene una cantera de élite", afirmó) y de machacar a los galácticos con su inexistente estrategia de rotaciones. La gota que colmó el vaso de la paciencia fue el domingo en Murcia, cuando alineó durante muchos minutos a Zidane de nueve con tal de seguir ignorando a Portillo. El cabreo tras la debacle fue de tal calibre que Florentino, que tenía tarjeta de embarque para regresar con el equipo desde Alicante en avión, prefirió retornar a Madrid por carretera. No quería ver a nadie.

En la directiva existe un temor. "Queiroz morirá matando". Ha anunciado que el lunes dirá lo que piensa "de la política del club". Algunos no querrían ni verle en el banquillo ante la Real. El vestuario pasa de él. Y eso que les da los días libres que les vienen en gana. Un chollo. Con Camacho, todo será diferente...