Liga de Campeones | Chelsea 2 -Mónaco 2
Morientes coloca al Mónaco en la final
El Moro deja a Ranieri al borde del precipicio con su noveno gol en la Champions
Ya estoy viendo las portadas de los tabloides ingleses de dentro de dos días: "Abramovich ofrece tropecientos millones de euros, Hasselbaink y Crespo por Morientes". Ayer, el delantero de Sonseca se marcó otro partidazo de los que viene acostumbrando esta temporada y metió al Mónaco en la primera fi nal de la Champions de su historia tras arrancar un sufrido empate en Stamford Bridge ante el Chelsea. El Moro estuvo, sencillamente, colosal y con su gol, el que supuso el empate a dos, mandó a la lona de un manotazo a los blues, a Ranieri, al multimillonario ruso y a todos sus millones de rublos. Niet, Roman.
Y eso que el Chelsea pareció un vendaval en la primera mitad. Su empuje puso en serios apuros a una zaga monegasca que es, sin duda, lo peor del equipo. Con Geremi haciendo de Makelele (robando, corriendo y fallando), los blues se hicieron desde el primer segundo dueños y señores del partido. Así llegó el 1-0, gracias a un aceitoso (por el churro) centro- chut de Gronkjaer que se comió un desastroso Roma (ojo al duelo de megaporteros entre él y Vitor Baia en Gelsenkirchen).
El tanto desperezó un poco al Mónaco, demasiado pendiente de no despeinarse demasiado. Comenzó a aparecer la sublime zurda de Rothen, galáctico sí o sí, y Morientes avisó mandando un balón al palo en el 25 y fallando una ocasión clamorosa en el 44, tras una jugada para enmarcar del internacional galo.
En esas llegó el 2-0 y la eliminatoria a favor del Chelsea, con un gran gol de Lampard tras una buena combinación entre Melchiot y Gudjohnsen. No hubo tiempo casi ni de celebrarlo. A los 47 del primer tiempo, otro jugadón de Rothen culminó con un cabezazo forzado del Moro que se fue al poste, el balón tropezó en Ibarra, que no debe ni saber por qué andaba por allí, y entró. 2-1 y todos a la caseta.
Pero la segunda parte fue una pesadilla para el Chelsea. Un invitado sorpresa, Plasil, le dio un gran pase a Morientes, que el de Sonseca no desaprovechó. La suerte estaba echada y el resto tuvo que jugarse solamente para cumplir el expediente. Por cierto, que Morientes se encuentra a las puertas de ganar su cuarta Champions. ¿Y si el galáctico era él?
MOURINHO SE DEJÓ VER EN EL ESTADIO
Mourinho, entrenador del Oporto, estuvo en el partido siguiendo las evoluciones de su rival en la final.