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Intervino Apelación y subió el pan

Intervino Apelación y subió el pan, como suele ocurrir. Su decisión de anular la segunda tarjeta a Figo me parece mala por varias razones. Primero, porque la tarjeta era justa, por planchazo evidente; segundo, porque me parece mal que se rearbitre, y peor que se rearbitre mal; y tercero, porque la decisión levanta una zaragata de tremendas proporciones que envilece el ambiente. Y da lugar a reacciones tan peregrinas como esa de Cortés de pedir que el CEDD suspenda cautelarmente la decisión de Apelación, con lo que inauguramos una nueva vía de retorsión leguleya.

Quien me siga sabe que no soy un devoto de los árbitros españoles, pero, con todo y eso, me parecen lo más serio del sistema de justicia del fútbol español. Son honrados, aunque no todos sean capacitados, deciden en conciencia y tienen muchas dificultades. Una desautorización así sirve sobre todo para menoscabar la autoridad del árbitro, de todos los árbitros. Da por mala una decisión que tuvo una influencia decisiva en el partido y crea frustración en todos. En los madridistas, porque nadie les devolverá a Figo para aquella media hora. En los anti porque Figo jugará mañana.

Para el Madrid es una victoria pírrica. Figo jugará esta noche, pero a cambio ha renovado su leyenda negra de favoritismos oficiales, el peor lastre que arrastra al club desde hace tiempo. Yo soy de los que creen que el Madrid sufre más agravios que favores por parte de árbitros y comités, cosa que poca gente se atreve a decir. El estruendo ante los errores que le favorecen es tal que ante el Madrid muchos se tientan la ropa por el qué dirán. Pero ahora, al buscar y obtener el perdón para Figo, el Madrid ha renovado la munición propagandística de sus adversarios, que saben hacer buen uso de ella.