NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Sé que pocos piensan como yo, pero les aseguro honestamente que no soy el único que considera que la segunda tarjeta a Figo pudo ser excesiva. Miren. Figo entra con la plancha. Cierto. Pero tan verdad como que no toca en momento alguno a Puyol y que éste se propulsa hacia el cielo del Bernabéu tras golpear el balón como si le hubiesen disparado en su tobillo derecho. Les digo más. Puyol sabe que los tacos marcados de los que hablaba no son de su ex compañero. Eran de Solari, en una entrada que sí mereció la roja. Pero eso no vende ni es populista. Ahora que el Barça viaja a la velocidad del coche fantástico, sería bueno que en la Ciudad Condal dejen de pasar factura a Figo por su marcha al club que le ha dado la felicidad profesional: la Champions que nunca ganó en el Camp Nou.

Pérez Burrull se sacó de la manga la primera amarilla y creó peligrosa jurisprudencia al ser el primer árbitro de la Democracia que tarjetea a un jugador sólo por verle hablar con un linier. Me consta que lo blanco le pone nervioso y hablo con conocimiento de causa. El clásico fue un espectáculo y el Barça no necesitaba ayudas de cámara. Además, nadie le ha recordado que después del ‘cochinillazo’ sigue jugando en el Camp Nou dejando claro quién manda en este país. Se ha hecho justicia. Ya era hora. Apelación, se agradece vuestro gesto. Figo merecía estar en Riazor. Eso que gana el fútbol.