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El ‘cagazo’ de Johan

Cruyff fue grande, diferente, especial. Pero vulnerable. No me refiero a su faceta de jugador, puesta en duda por los internautas de la UEFA al designar al Maestro Zidane como el mejor europeo de los últimos 50 años. Se siente, Johan. Pero me voy a referir más al Cruyff coach. Cada vez que venía al Bernabéu le entraba ese ‘cagazo’ que ha patentado el gran Gatti.

Les refresco la memoria. Un año puso a Guardiola para marcar a Butragueño (¡se lo juro por Snoopy!); otro, allá por 1993, alineó a Pablo Alfaro (sí, el del Sevilla) junto a Koeman y Nadal para poner una defensa de cinco que le costó la derrota (2-1). Una fría noche de enero de 1995 rizó el rizo al llevarse su dream team una manita inolvidable (5-0) tras atreverse a dejar en el banquillo a un tal... Romario da Souza. Tras el descanso reculó y le mandó a la hoguera cuando el Madrid triunfal de Jorge Valdano ya arrasaba por 3-0...

El consejo que le ha dado El Flaco a Rijkaard se llama mala conciencia. "Tú no toques nada, Frank". Basta echarse años y canas para saber dónde uno no tiene que volver a tropezarse. Además, el detalle revela quién manda de verdad en la sombra al otro lado del puente aéreo. Pero Cruyff olvida una cosa. El Madrid nunca cambió su guión por el Barça. Sólo faltaría.