El Madrid sale ganando
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Aprovechando su pasado de profesor de cole, me atrevería a decirle a Manzano que fuimos muchos los que el pasado sábado le hubiéramos dado un capón por su torpe ceguera. En Málaga, salvo él, todos vimos que Fernando Torres acabaría en la ducha antes de tiempo. Con el partido perdido y El Niño desquiciado, renunció a cambiarle y eso se pagará muy caro hoy. Si Ronaldo es el más decisivo de los delanteros cara a puerta, Torres es la estrella de la que más depende un equipo de Primera. Por eso se entiende menos que su entrenador no le protegiera en La Rosaleda. Sin Torres, el Atlético pierde descaro, improvisación y agresividad en el juego de ataque. Sin Ronaldo, el Madrid pierde gol, simplemente.
Lo peor para el Atlético es que aún no han asimilado su ausencia. Los múltiples recursos han resultado inútiles y patéticos. Pasados los meses, se ha comprobado que la prioridad de arropar bien a Torres no se ha cumplido. Influyó el titubeante comienzo de Ibagaza y mucho más la indefinición a la hora de adjudicarle un compañero estable en punta. Primero el griego, luego Paunovic, pero lo cierto es que el equipo está trabajado para ser fuerte de medio campo hacia atrás y el resto a lo que pueda hacer Torres. Eso explica el pavor que hay cada vez que está ausente. Tampoco sería malo que alguien le dijera a Torres que resulta de pardillos entrar al trapo de las provocaciones de los defensas.
