La afición del Madrid sí que es galáctica

Te lo voy a resumir muy clarito, Manolete. Cuando vosotros os fuisteis al pozo de Segunda los atléticos os liasteis la manta a la cabeza, hicisteis apología del victimismo y llenasteis el Calderón hasta para ver al Poli Ejido o al Badajoz. El estadio parecía una caja de cerillas, celebrabais los triunfos como si hubierais ganado la final de la Champions y, en vista de tanta felicidad, os quedasteis un añito más en el infierno. La segunda temporada en la división de plata, ídem de ídem. Llenos apoteósicos y mucho "Atleti, Atleti, Atleti...". No me extraña que en vuestra campaña de captación de socios un niño bueno e ingenuo preguntase a su padre por qué había elegido un camino de espinas tan tortuoso para disfrutar de algo tan bello como el fútbol.

En el Madrid no somos tan hipócritas. Somos conscientes de tener la mejor historia, el estadio más grandioso, la economía más saneada y el equipo más capacitado para hacer soñar. Por eso, cuando falla con estrépito como en este último mes de marras su afición reacciona con unos niveles de exigencia que la dignifican. El hincha del Madrid ha visto fútbol pata negra durante 102 años y no le valen las pamplinas ni los paños calientes. Por eso nuestros jugadores nunca bajan la guardia. O ganan o saben la que les espera. Por eso el Madrid nunca irá a Segunda. ¿Lo entiendes ahora, Manolete?