Segunda cornada

¿Resurrección? Imagino a estas horas (escribo la crónica de sucesos a las 11 de la noche) la desesperación de miles de automovilistas con su escudo del Madrid pegado en el cristal trasero, con la radio echando humo mientras transitaban todos anclados en los atascos de la Operación Retorno. Denominación que el Madrid habría querido aplicarse tras el fiasco de Mónaco, pero que anoche se multiplicó por cien hasta convertir el Bernabéu en un gran fiscal con 70.000 gargantas de fuego que escupían su desesperación por la ignominiosa y frustrante caída del Imperio. El pueblo siempre tiene razón y pronto le demostró a Queiroz que los que gritaban en el entrenamiento del jueves contra los jugadores sí eran del Madrid y no del Atleti o el Barça como insinuó torpemente. Lo de este tortuoso Domingo de Resurrección (disculpen, no quería ser sarcástico) fue la crónica de la segunda muerte anunciada de la semana. Decíamos ayer que después de Milito y Morientes llegaba Valdo. Y sólo tardó 64 segundos en ratificar la máxima. Jugador que se va del Madrid, jugador que devora a su padre deportivo como Saturno hizo con sus hijos. Sin piedad. Cuando marcó el Pavón rojillo el Bernabéu perdió su habitual pragmatismo ambiental y empezó a escupir su ira contra el Titanic galáctico. "No importa el resultado si se pierde con honor. 6-4-04. Mónaco. ¡¡¡Vergüenza!!!". Así rezaba una pancarta exhibida por los Ultras Sur. Muchas veces repudiados por el resto del estadio, pero ayer aplaudidos unánimemente. Sintomático. Ni siquiera la presencia en el Palco VIP de Victoria Adams (dio la cara para acallar las acusaciones de infidelidadque recaen sobre David) sirvió para estimular a un Madrid desquiciado, enloquecido, sin alma...

11-A. Justo ayer se cumplía un mes de los dolorosos atentados de Madrid, lo que provocó que en torno al Bernabéu se doblase la vigilancia policial ante el peligro de alguna acción terrorista. Y se cumplían 31 días de la victoriosa clasificación ante el Bayern. Un madridista de bien, mi cuñado Javi, me telefonéo desde la grada aturdido tras el 0-2 del profético Pablo García, que llegó tras la primera cantada garrafal que le recuerdo en mucho tiempo a Iker Casillas: "¿Qué nos ha pasado desde la noche del Bayern? Ese Kahn nos debió echar un mal de ojo. Todo han sido desgracias desde entonces. ¡Qué acabe esta pesadilla!"

Ronalko. Ya es curioso que hasta la lesión de Ronaldo quedase en anécdota. Lo que sí superó la lógica fue la reacción de Queiroz. CQ se superó a sí mismo y sacó a Borja para suplir a Ronie. Portillo (¿Qué he hecho yo para merecer esto?) debió pensar que lo mejor sería que le colocasen una camisa de fuerza para evitar tener un arrebato y hacer algo de lo que se hubiera arrepentido el resto de su corta existencia...

Cornada. Osasuna, magistral, siguió a lo suyo. 0-3 tras un gran pase de Valdo. Segunda cornada de la semana. Y me pregunto, ¿cuál es el delito de Pavón para haber sido eliminado de las alineaciones? Curioso que ya juegue hasta el Tato de defensa antes que el chaval que da apellido al eslogan más famoso del fútbol mundial. Claro, el 21 de marzo se atrevió a decirle a Queiroz que de la cantera del Madrid "sabe poco" y el portugués lo ha exterminado por proclamar la gran verdad. Cantera existe y habría sido buena si hubiese apostado por ella. Pero esa no era tu guerra Carlos, y así nos ha ido... Lo peor del trago de cianuro de este 11-A se trasladó a la zona noble del palco. Valdano, primero, y Florentino, después, tuvieron que soportar con obligada firmeza el chaparrón de una grada que ha visto como el trébol se ha convertido en un campo de barbecho. Pero al menos se libraron de la pañolada porque la mitad del estadio, la menos masoquista, abandonó el mismo a 15 minutos del final. Los que se quedaron corearon entre olés las jugadas de los navarros. Crueles. Esta misma afición aplaudía entregada hasta hace 31 días. ¿Qué dirá ahora el librillo mágico de Queiroz?