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Aquellos viejos dejaron referencias

El Barça se ha quedado a una victoria de las diez consecutivas que consiguió en los tiempos de Kubala. Roberto Carlos acaba de superar a Di Stéfano en número de partidos de un extranjero en el Madrid. Raúl ha pasado a Puskas en número de goles para el Madrid pero aún está lejos de los 307 de Di Stéfano. Ya ven: aquellas viejas marcas aún son la referencia a batir. Y eso que todos ellos llegaron aquí con un pasado: Kubala ya había sido internacional con Hungría y Checoslovaquia, Di Stéfano vino con 26 años, Puskas, con 31 años y con 84 partidos y 83 goles con Hungría.

Ahora que vivimos un momento espléndido en el fútbol europeo y español es justo enviar un elogio a aquella generación de genios que colocó el fútbol donde está ahora. Kubala obligó al Barça a dejar el viejo Las Corts para edificar el Camp Nou; Di Stéfano dio sentido a la obra magna de Bernabéu, el gran estadio inaugurado unos años antes de que él llegara, y que en principio pareció un sueño megalómano. Puskas y unos cuantos más (entre ellos Paco Gento, que se retiró con seis Copas de Europa, toma récord), completaron una generación dorada que puso las bases de esto que hoy disfrutamos.

Hace cincuenta años de aquello, más o menos. Y el fútbol pegó un estirón. L’Equipe creó la Copa de Europa, que trajo el fútbol entre semana, de noche, los estadios iluminados, el sonido victorioso de la radio. Esta refulgente Champions que hoy aplaude la sensacional proeza del Depor ha llegado a ser posible por aquella generación de grandes del fútbol, cuya fascinación traspasaba fronteras y convocaba a grandes masas ya cincuenta años atrás. Yo aún alcancé a verlos. Ya mayores, gordos (más que Ronaldo y Ailton juntos), venerables. Jugaban bien de verdad. No me extraña que aún manejemos sus referencias.