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Liga de Campeones | Mónaco 3 - Real Madrid 1

¡Oh, oh, Giuly!

La noche invita al madridismo a efectuar una reflexión profunda y autocrítica. El batacazo galáctico ante el Monaco pone en duda la preparación físca del Madrid de Queiroz y, si me apuran, hasta el famoso modelo de ‘Zidanes y Pavones’. Entre Morientes y Giuly acabaron con el rey de reyes...

<b>‘HOOLIGAN’ ALBERTO</b>A. Alberto de Mónaco tuvo un comportamiento impropio de un Príncipe, dado que se pasó todo el partido en el palco de autoridades levantándose, protestando (¡llegó a enseñar una tarjeta roja!) y dejando alucinado a Florentino y a su padre Rainiero.
JESÚS AGUILERA, REUTERS, AP Y AFP

Sin perdón. Galácticos, bienvenidos al planeta Tierra. Esto me suena de algo. Hamburgo 80, Eindhoven 88, San Siro 89, Kiev 99, Múnich 01, Turín 03... Sin excusas. Patada en el estómago. Bazo reventado. Corazón helado. Mente incandescente. Fuego interior. Rabia, mucha rabia... Acabo de telefonear a mi padre (la persona por la que más me duele este batazo en la cara) y el hombre quiere regresar de sus vacaciones en el pueblo, en mi querida Herencia que a estas horas se refugia desconsolada en sus casas de fachadas tan blancas como el color del equipo al que aman en una noche de lágrimas y desconsuelo. Él, como tantos madridistas, ha perdido la ilusión y la fe que había entregado incondicionalmente a este Madrid que resultaba ser de porcelona. Precioso por fuera, de exposición, pero frágil al primer contacto con el suelo, con esa Tierra por la que no ha dado señales de vida en toda la temporada. Les cuento como me siento, aunque les importará un carajo y tendrán toda la razón del mundo para ignorar a este romántico sin princesa, a este soñador víctima de un siniestro total emocional que me dejará tocado por mucho tiempo. Siento un cuchillo frío, punzante, rociado con un brebaje compuesto por una mezcla letal: lección de humildad, orgullo y sentimiento. Mónaco (Territorio Grimaldi) y el Mónaco (Territorio Morientes) acabaron con el mito de los galácticos para los restos. No seré yo el que los entierre porque eso sería propio de una rata ventajista. Un servidor ha sido el primero en aplaudirles la gracia y no es el momento de echar gasolina al fuego.

Queiroz. Eso sí, considero preciso hacer precisiones inevitables cuando un general contempla el campo de batalla regado por cadáveres de su glorioso ejército. Cautivo y desarmado. Primer culpable: Carlos Queiroz. Ha exprimido a este equipo como un limón y ha llegado al momento de la gran verdad con los cracks a punto del desmayo. Zidane, Figo, Ronaldo... Todos unos muertos vivientes sin fondo físico. Queiroz, has caído con los 12 del patíbulo. Tú te lo has buscado amigo. Por terco y conservador. Por cierto, Portillo fue el salvador del Madrid en Dortmund. ¿Le sacas en el minuto 87 para que saque la cara por ti cuando se la has partido durante toda la temporada? Más. Morientes es el goleador de la Champions y me alegro por su éxito. Pero, ¿llegará algún día en el que el Madrid ceda un jugador que luego no le saque los hígados cuando se reencuentran en el camino? Al Madrid lo mató la canción mítica de Los Diablos de 1972: "Oh, oh, Giuly". Este pequeño roedor fue el ejecutor, el verdugo, el matador.

Gaspart. Miren ustedes, como no me voy a suicidar voy intentar recuperar la sonrisa. Uno creía que estaba urado de espanto, que lo del extinto Joan Boixo Gaspart exhibiendo bufanda del Barça en el Bernabéu con boca gamberra nunca más lo veríamos en un presunto dirigente (¿deportivo?). Pero lo de anoche del Príncipe Alberto de Mónaco en el palco del Estadio Luis II de Mónaco superó los límites de la realidad, que diría Steven Spielberg. Ahora comprendo porqué a Rainiero le han crecido las canas prematuramente. Nada que ver con la promiscuidad circense de Estefanía. PAM (ojo, Príncipe Alberto de Mónaco y no Pedro Antonio Martín...) dejó alucinado a Florentino, que sufrió una pesadilla de la que tardará en despertar. ¡Ánimo, presi! PAM acudió al partido ataviado con una bufanda del Mónaco que debía poner en el reverso Of Mónaco to hell ("De Mónaco al infierno") y sorprendió a FF (Florentino Feliz) y Fefé (Fernando Fernández... Tapias) sacando del bolsillo de su loden una tarjeta roja para corregir a Collina (amigos para siempre) tras una entrada de Helguera a un tal Evra. Florentino no daba crédito a tanto descaro. Posiblemente pensó: "Gaspart debió tener un devaneo con Grace Kelly hace 25 años". No me hagan caso. Esta es una de las noches más duras de mi privilegiada existencia. Me voy a casa. Pero no me rindo. La Champions ha muerto. ¡Viva la Liga!