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El Madrid juega en dos campos

En principio, 4-2 debe ser suficiente. El Mónaco no es gran cosa, por más que le metiera 8-3 al Depor. Aquello fue excepcional. Molina salió sin recuperar, arrastrado por su optimismo y su deseo de colaborar, y cuando se quitó en el descanso ya llevaba cuatro encajados, tres de ellos muy evitables. Luego, un Depor al ataque, dejando huecos, y la euforia local, hicieron el resto. Aún así, tampoco está hecho. La pareja Morientes-Prso es peligrosa y no es lo mismo acabar 4-2 viniendo de 4-1 que acabar 4-2 viniendo de un 3-2. La última palabra en el Bernabéu la dijo el Mónaco.

Así que fácil no va a ser, pero lo suyo es apostar por el Madrid, y más visto lo mala que es la defensa monegasca. Y lo suyo es pensar ya en semifinales, donde se cruzarán el Chelsea o el Arsenal. Recordemos: empate a uno en la ida. La vuelta es en el viejo y desahuciado Highbury, templo del Arsenal. Éste es mejor equipo, pero tiene un fútbol más directo, más noble, más de dejar jugar. Quizá más apto para el Madrid que el del Chelsea, ese agregado de estrellas de Abramovich sometido por Ranieri, nuestro viejo conocido, a los viejos y antipáticos preceptos del calcio.

Y por medio estará Henry, en su despampanante versión 2003-2004. El galáctico preferido por Florentino. Se siente feliz en el Arsenal. Sólo le puede hacer cambiar la convicción de que el equipo de Londres tiene un techo más bajo que el Madrid. En ese sentido, sería bueno que se llevara una desilusión en cuartos y sintiera que el fútbol de altas cumbres se disfruta más fácilmente con Florentino que en ningún otro equipo. Su entrenador Wenger, ya tiene sitio reservado en el Madrid para la 2005-2006 y sucesivas. Sólo se trata de que Henry se decida adelantar un año el viaje.