Clase de mediocridad
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Dejémonos de gaitas, el miércoles en Barcelona y ayer en Bilbao, el Madrid perdió porque jugó con la soberbia del que se cree superior. Qué tendrá que ver que a la plantilla le falte un central para que Helguera regale un gol y Salgado otro. Qué importa el cansancio para que Guti y Beckham regalen balones. Cuando un conjunto concebido para dar espectáculo, con los mejores del mundo, decide jugar al paso y fiar su suerte a una genialidad puntual, se acaba convirtiendo en un equipo mediocre (salven a Figo, por favor). Tan vulgar como la falta de reacción en el banquillo. Si toda la estrategia de Queiroz se inspira en cambiar cada partido de pareja de centrales, apañado va.
Me gustaría introducir una cámara oculta en las reuniones de Valdano y Florentino en el Hotel Eurobuilding. Presumo quién habla y quién escucha. No tengo tan claro que en esas deliberaciones se recuerde que Milito valía tres millones de euros, ni que el técnico sólo cuenta con 12 jugadores. Tendremos que tomarnos más en serio el remoquete del presidente, que siempre nos acaba invitando a preguntarle a Valdano. Y si no nos convencen sus argumentaciones, tendrá que ser Florentino el que se explique. Ya sabemos que Queiroz se desmarca de todo lo que está ocurriendo. Él quiere opinar en junio. Igual es tarde.
