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Las alineaciones de Berlusconi

Creo que fue en una obra de Bertolt Brecht donde escuché esta frase: "La guerra es demasiado importante para confiársela a los generales". La recordé el otro día, cuando Berlusconi hizo la sorprendente revelación de que lleva dieciocho años haciendo las alineaciones, lo que pone en revisión incluso el mito Sacchi. Me acordé también de Florentino, del que hace tiempo que se sabe que decide los fichajes en persona, contra criterio y consejo de sus generales, llámense Valdano, Del Bosque o Queiroz, que siempre le han insistido en fichar un central y él les ha oído como quien oye llover.

El fútbol es demasiado importante para dejárselo a los entrenadores sería la traslación de la frase. Y hay otra que también es trasladable al fútbol: los generales mueren en la cama. Los generales-entrenadores nunca mueren en las batallas. Cuando les echan encuentran reacomodo fácilmente en otros equipos, a los que llegan con su pizarra, sus agentes, sus jugadores enchufados, su cuatro-cuatro-dos, su gaita repetida. Ganan o pierden, o primero ganan y después pierden, y cuando pierden les echan otra vez, pero siguen su vida transhumante y en seguida se colocan de nuevo.

Los presidentes, no. El de presidente es un trabajo de alto riesgo. Cuando vienen mal dadas, el presidente se convierte en una especie de estigmatizado en su ciudad. Vean a Núñez, a Gaspart, a Sanz, a Retamero... Y como ellos se ven ahora, se verán en su día los que hoy están. El de presidente es un oficio de alto riesgo, porque el fútbol es una especie de guerra permanente (la continuación de la guerra por otros medios, decía Mendoza) en la que el presidente es un estadista que se juega el todo por el todo. Y la guerra es demasiado importante para confiársela a los generales.