Queiroz: el blanco fácil
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Siempre es más fácil zurrar a uno que a doce pero eso no significa que sea justo. Si hay que bautizar como tarugo a Queiroz por no apurar los cambios en la prórroga, se le bautiza. ¿Ustedes creen que el partido hubiera cambiado si salen Cambiasso o Borja? Ocurre que el Madrid perdió la final de Copa sin hacer el ridículo, la perdió sin dar de sí lo que se esperaba y eso hace que el entrenador sea el blanco más asequible. Resulta obsceno pasar de puntillas sobre el lamentable estado físico de la plantilla (Becks agradecería unas vacaciones) o el aturdimiento de Raúl o la caída estrepitosa de Roberto Carlos. Que se sepa, el reglamento sólo permite tres cambios y con tres no se había arreglado lo de Barcelona.
Tampoco vale el encomiable recogimiento de Queiroz, su desesperante cara de mártir. Si no se fía de los suplentes, hace tiempo que debería haber hecho públicas sus demandas. Si la cantera no es la panacea que predican, tiene la obligación de denunciarlo. Ante su silencio, se da por bueno que acepta ganarlo todo con esta plantilla. No imagino que se dedique a lanzar órdagos contra el Palco en una final, renunciando a efectuar cambios para demostrar que en el banquillo no hay nada. Si así fuere, sus días están contados. Igual es una mezcla de todo: plantilla corta, exceso de fundamentalismo en lo de Zidanes y Pavones y falta de carácter en el responsable técnico.
