Primero Henry y después Wenger

Mientras Zaragoza festeja su meritísima Copa, el Madrid se lame las heridas. La desilusión y la fatiga se extienden sobre su cabeza como un mal presagio en vísperas de la visita a San Mamés. El Madrid luchó mucho para llegar a esta final, ha saturado a sus jugadores con una fatiga añadida y se ha quedado sin premio. Algunos aficionados se plantean ya si no tenía razón Valdano cuando se le escapó aquello de que mejor hubiera sido caer en Leganés. Salvo Oporto y Arsenal, los restantes grandes líderes europeos o cuartofinalistas de Champions abandonaron pronto sus copas.

El problema es que el Madrid tiene una plantilla corta, y el manejo que de ella hace Queiroz la acorta más aún. Está claro que el modelo propuesto por Florentino no le va. No se siente cómodo en él. Tira siempre de los mismos, los agota, no cree en más recambio que Solari y en cuanto le faltan un par de titulares todo tiembla. A cambio de Raúl Bravo (que ha resuelto un problema que no existía, porque nadie se quejaba de Pavón), todos los demás, no cuentan, no juegan. No da descansos a los titulares, que se lo comen todo. Y resulta que si en la Copa descansa uno es Casillas. El colmo.

Es curioso constatar cómo todos los pretextos que se esgrimieron para limpiar a Del Bosque podrían ser utilizados ahora contra Queiroz. Resulta evidente que ninguno de los dos se sintió a gusto con el modelo del presidente. Pero me consta que Florentino no renunciará al modelo y que quiere doblar la apuesta: Henry. Este, a diferencia de otros, no está a disgusto, no se lleva mal con su entrenador, sino lo contrario. Eso hace más complicada la operación. Pero es que en el punto de mira también está Arsene Wenger, no para la temporada inmediata, sino para la próxima.