Olvidarse del agobio
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Si alguien va a disfrutar de la final de Copa sin presión es el Zaragoza. Han llegado a tiempo de hacer los deberes para no sufrir por la situación en la Liga. Y lo han hecho porque de equipo vulgar se han convertido en uno competitivo en menos de un mes. Ha ayudado la llegada de Movilla. Ya sé que un jugador o un entrenador no pueden cambiar a un equipo, pero todos coincidíamos en que el Zaragoza tenía una buena plantilla y le faltaba alguien en el centro del campo que ordenara. Ahí aparece Movilla y su sentido práctico del fútbol, sencillo, sin complicaciones. El ex rojiblanco se ha beneficiado de la situación caótica para que el resto de compañeros confiara en él. En otras circunstancias le hubiera costado hacerse con el mando.
Los maños tienen a Milito en defensa, Movilla en el centro y Villa en ataque. Forman una columna de garantías. Sobre el central argentino ya está dicho todo. Su rodilla no ha fallado, para sonrojo de los que le daban casi la invalidez permanente. La aparición de Movilla debe hacer reflexionar también a Toni y a Manzano, responsables del Atlético. Y lo de Villa se veía venir tras explotar en el Sporting. Lo extraño es que, una vez más, los ojeadores de los llamados equipos grandes, desprecien con facilidad a jóvenes que despuntan. Tres jugadores con cuentas pendientes y otros ocho que respiran después de haberlo pasado muy mal, son capaces de cualquier cosa en la final de Copa.
