NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Zapatero culé: el legado de César

Siempre que llueve escampa, dicen. Una muestra de ello es el Barça, que no sé si este año ganará algo o no, pero que es otro, sin duda. La serenidad de Laporta y la alegría de Ronaldinho han liderado una transformación casi milagrosa, hasta el punto de que ahora en el Barça todo son buenas noticias. Tan tocado por la suerte está que incluso resulta que el hombre del momento, el inminente presidente del Gobierno, es culé. Esa imagen del palco del Madrid engalanado por un gobierno monocolor (color merengue subido) hacía daño y preocupaba. No se dará más.

Lo del presidente culé se celebra en Barcelona. Discretamente, pero se celebra. En realidad, es un legado post mortem de César al que fue el club de su vida. César fue un insigne jugador a caballo entre los cuarenta y los cincuenta, integrante de la delantera que cantó Serrat: Basora, César, Kubala y Manchón. El Barça de las cinco copas. Jugador elegante, limpio, goleador, valiente, lúcido. Ejemplo de deportista. Calvo prematuro, cosa que entonces daba gran respetabilidad a los futbolistas. Era leonés de nacimiento y de ahí se derivó abundante simpatía en León por lo culé.

No creo que Zapatero frecuente tanto el palco del Camp Nou como Aznar el del Bernabéu, entre otras cosas porque le cogerá lejos de casa, pero el hecho de que no sea merengón, sino culé, contribuirá a relajar ciertas malicias. Si hay un sello que al Madrid le hace mal es el de equipo del Gobierno, remoquete que le viene de antiguo. Y que en los últimos tiempos no ha hecho nada por quitarse, sino lo contrario. La imagen de ese palco reventando de poder día sí, día también, ha sido excesiva. Y aunque no veo al Madrid en papel de oposición, bien le viene un descanso en ese sentido.