Yo digo J. J. Santos

El luto interior

J.J.Santos
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De crío no acababa de entender cómo mi madre se vestía de la cabeza a los pies de negro en cuanto fallecía un familiar cercano. Me parecía casi macabro. Pasados los años, sigo sin entender mucho de colores, símbolos y banderas pero he aprendido con creces lo que significa el luto. Y me da que con el paso de los años será peor. Ayer, en el Bernabéu, no hacía falta mirar la ropa de los espectadores, bastaba con mirarles a la cara, a los ojos. La misma mirada, el mismo rictus que llevo viendo desde hace dos días en las calles, en los coches, mirada perdida y llorosa, mirada de desconsuelo y rabia. La misma que veo reflejada en el espejo cuando me levanto. Es la mejor definición que jamás he encontrado de lo que es y significa el luto. Llorar por dentro, llorar con amargura...

Esa especie de ausencia que invadía el estadio hizo que pasara casi inadvertido el aluvión de bajas. Queiroz y las lesiones obligaron a jugar con medio equipo titular fuera. Ronaldo, Raúl, Guti, Figo y Helguera. Mucha tela. Estábamos situándonos cuando en el minuto diez se rompió el partido. El fondo sur, ese fondo desde el que muchas veces llegan proclamas nada aceptadas por el socio, desplegó una pancarta en la que coincidíamos todos. Puede que sea la mayor ovación que han arrancado esos aficionados en años. La emoción llegó a tal punto que jugadores y árbitro no entendían nada y estuvieran a punto de parar el partido. No hubiera estado mal. El mensaje era sencillo y contundente, reprochando a los vándalos que han inundado de tristeza nuestra sociedad. No había insultos, por eso hubo unanimidad en el aplauso. ¿Y el encuentro? Pues, la verdad, me pasó como al resto, verlo lo vi, pero no recuerdo.

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