El Rey fue del vestuario hasta el palco

El Rey estuvo con el rey del fútbol. Juan Carlos I pasó por el vestuario del Real Madrid antes de la gran batalla. A falta de santiaguina, hubo juancarlina. Los soldados de Queiroz se quedaron entusiasmados con el detalle. El monarca saludó uno a uno a los galácticos casi de forma reverencial y de ahí se fue al palco del Bernabéu, repleto de autoridades. Sólo faltó José María Aznar y el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, que estaba enfermo. El suyo fue el único asiento que quedó vacío.

Sí estuvo su antecesor en el cargo, Álvarez del Manzano, que no se pierde un partido. El Rey aplaudió el gol de Zidane y guiñó el ojo con el paradón de Casillas a un disparo envenenado de Makaay. A su lado estaban Florentino Pérez y Alejandro Aza, jefe de la Casa Real. Cerquita, pero en un segundo plano, Ansuátegui y señora; el científico Barbacid; el Secretario de Estado para el Deporte, Gómez Angulo; el defensor del pueblo, Enrique Mújica; el socialista Simancas; el juez Garzón y los representantes de los sindicatos: Fidalgo y Cándido Méndez. Rummenigge y Beckenbauer respiraban madridismo por todos los rincones y se limitaban a mirarse y guardar silencio.

En el descanso, el Rey, siempre con Florentino, saludó a Alfonso Cortina y su guapísima esposa; al director de la Guardia Civil, López Valdivieso; y a Ignacio del Río. Alfredo Landa fue el mejor representante de los actores españoles. El seleccionador, Iñaki Sáez, tomó nota de todo lo que ocurría, lo mismo que su homólogo en Inglaterra, Eriksson. En la última fila, un Valdano concentrado se comió todas las uñas.

Sánchez Arminio no recriminó nada a Urs Meier. El Rey Juan Carlos se fue contento, como siempre que acude al Bernabéu. Ya no hay dudas de que su presencia le trae suerte al conjunto madridista.