Pensar como alemanes

Hoy no vale el tiqui taca ni los adornos. Para eliminar al Bayern habrá que jugar como siempre han hecho ellos: con cabeza fría, sumándose a la corriente de la mínima ventaja en la ida y especulando al máximo con todo lo que te permite el reglamento. Lo contrario sería un suicidio. No es día de salir con sangre en el ojo por presuntos agravios de la UEFA o bravuconadas de Kahn. Todo eso hay que dejarlo guardadito para las ruedas de prensa posteriores al partido. No hablo de renunciar a la vocación ofensiva que tiene el Madrid, simplemente digo que hay que calcular como siempre lo ha hecho el Bayern, jugar con el empate conseguido en Múnich, mirar de reojo al cronómetro y sacar ventaja de la ansiedad con la que el rival tiene que buscar al menos un gol. Históricamente, los partidos en el Bernabéu contra el equipo alemán se saldan con empates o rentas cortas del Madrid y muchas ocasiones desperdiciadas en ataques alocados.

En esa táctica son fundamentales dos hombres: Queiroz y Zidane. El entrenador debe sacar toda su templanza para marcar el arranque del partido y, por lo escuchado hasta ahora, está en esa onda. Ha dejado claro que no hay que ser llorones, que confía ciegamente en el grupo y que a los alemanes, ni agua. El segundo, el francés, debe poner al servicio del equipo toda la clase que atesora para frenar o acelerar, según lo que convenga. Zidane ha vivido situaciones similares y sabe aparcar por momentos su exquisitez si es necesario. Hay una tercera pieza clave: Raúl. Cuando pasen los minutos y los alemanes sientan que se les está escapando la eliminatoria, él debe sacar provecho de una defensa ramplona y de un portero que está de los nervios.

Raúl sabe explotar al máximo esas situaciones de tensión y se ha creído desde hace tiempo su papel salvador en momentos de apuro. Es el día apropiado para mostrar galones y asumir el papel de líder. Por último, algo que apuntaba Valdano hace unas horas: no hay que olvidar que el Madrid, hoy por hoy, es muy superior al Bayern.