Partido para piernas calientes y cabezas frías

Sin Ronaldo ni Roberto Carlos, pero con todos los demás y con un marcador favorable. Así afronta el Madrid el partido de esta noche. No es mal panorama, pero sin duda ha empeorado desde el silbido final de Telje Haugen en Múnich. Porque desde la autocanastade Kahn, que abrió una sonrisa de oreja a oreja en el madridismo, todo han sido malas noticias: la suspensión de Roberto Carlos, la confirmación en Leverkusen de que el Bayern, con Kahn a la cabeza, ha vuelto por donde solía, la lesión de Ronaldo en Santander a cambio de un empate poco lustroso... Todo malas señales.

Sin los brasileños, al Madrid le quedan varios galácticos y un buen puñado de jugadores muy estimables. Pero pierde velocidad. Pierde el arranque fulminante de Ronaldo y pierde las subidas vertiginosas de Roberto Carlos, no tan frecuentes como hace pocos años, pero igual de dañinas todavía. Sin ellos, el Madrid sigue siendo un gran equipo pero tiene que llegar a fuerza de pura precisión. Es una noticia tranquilizadora para el Bayern, que contra esa precisión tiene bazas: orden defensivo, atención máxima. Contra lo que no hay armas es contra la velocidad superior del rival.

Será un partido para nervios templados. El Madrid ha sacado punta al asunto Roberto Carlos y el Bernabéu será una caldera. En realidad, dudo que hiciera falta esta motivación extra. El Bayern calienta por sí solo la fibra madridista, y no sé si el caso en cuestión no elevará la temperatura a límites perturbadores para el propio Madrid. El partido necesita piernas calientes y cabezas frías. Hacer del fútbol un arrebato no es bueno, salvo en casos de derrota inminente. Se trata de ganar al contrario con estilo, no de abrumarle. La pasión sin buen fútbol es un cero a la izquierda.