Aquellos buenos viejos tiempos...

Hoy lanza este periódico una colección de películas de fútbol, un poco en homenaje a los setenta y cinco años de Liga. Se la recomiendo. Y no tanto por fines comerciales (no vivimos de eso, vivimos de agradarles) como por lo que suponen de retrato de una época especial. Especial sobre todo en lo que se refiere al fútbol. Porque este juego, que llegó discretamente a nuestro país a finales del XIX, tuvo un primer estallido en 1920, con la plata en los JJ OO de Amberes de Zamora y compañía, tuvo un segundo, estruendoso y definitivo, en la época que retratan estas películas.

Fueron los años de Kubala primero y de Di Stéfano inmediatamente después. España había pasado diez oscuros años de trágica posguerra y aunque seguía sin libertades políticas empezaba a sentir que hay que vivir y que el tiempo podría curarlo todo. Entonces llegó Kubala, y luego Di Stéfano y apareció la quiniela y nació Carrusel Deportivo. Y como no había otros entretenimientos (los toros y las bicicletas son para el verano) se volcó en el fútbol y en el cine. Y de los héroes del estadio pretendió hacer también héroes de la pantalla. Y construyó historias curiosas de ver ahora.

Es Kubala y su fuga de Hungría un alegato anticomunista muy de la época. Es Di Stéfano redimiendo a unos golfillos de arrabal mediante el fútbol, o reconstruyendo su carrera en LaBatalla del Domingo, que contiene un glorioso manguerazo de goles y jugadas del genio. Es Fernando Fernán Gómez haciendo de catedrático de ética polaco al que en Barajas confunden con un fichaje despampanante y se ve obligado a seguir la impostura en El Fenómeno. Es el retrato de aquellos buenos viejos tiempos en los que España perdió la cabeza por el fútbol, en sus ansias por volver a vivir alegrías.