Su gesto es ya una costumbre. Una de esas imágenes de la Liga española. Figo en la banda, enseñando el balón y escondiéndolo, me voy por aquí; yo elijo. Después llega el pase, con el balón girando sobre sí mismo: todo listo. Una cabeza, un pie, cualquier parte del cuerpo sirve.
La pelota llega entregada: gol. Hasta ahora Figo ha repetido con éxito esa jugada en 99 ocasiones en las ocho temporadas que lleva en la Liga española. Hoy, pueden ser 100. El mejor asistente de la historia moderna de nuestra competición. La derecha mágica, decían. El portugués errante, le llaman.
Lo cierto es que la vida de Luis Figo se alteró en el verano de 1995. El Barça oteó el horizonte y vio en el portugués uno de los mejores regateadores del mundo. Aquella exhibición de Figo ante el Madrid en un partido de la UEFA celebrado en el Santiago Bernabéu, terminó por convencer a Cruyff, que se lo llevó al Barcelona para redimir la pérdida de inspiración del Dream Team (Florentino Pérez, por entonces simple aficionado, recuerda que aquel día habría que haber metido a Figo en una habitación y no dejarlo salir sin fi rmar un contrato como jugador madridista). El caso es que Figo escogió el Barcelona, donde Cruyff daba sus últimos coletazos como referente culé. Cuentan que El fl aco cogió a Figo el primer día y le dijo que su futuro como jugador estaba en la banda, justo el lugar de donde Figo huía cuando era el líder de aquel Sporting que entrenaba Carlos Queiroz. Aquel desplazamiento, del centro a la banda, convirtió a Figo en el mejor extremo derecho del mundo. Luego vino el Madrid, Florentino y su sueño de 10.000 millones de pesetas.
De aquí en adelante todo son números. Cifras que revelan que el rendimiento del jugador portugués creció alrededor de aquel enroque cruyffi ano. Con el Barça, entregó 58 pases de gol en 172 partidos (una media de 0,33 por encuentro). En el Madrid, ha seguido creciendo: 41 asistencia en 119 encuentros de Liga (0,44 por partido).
Por detrás de él, aparecen otros ilustres del pase. En segunda posición se mantiene De Pedro con 77 asistencias. Su temporada en blanco, con Denoueix empeñado en no utilizarle, habla bien del que puede ser el gran mal de la Real en esta temporada. De Pedro fue el mejor asistente de la Liga la pasada temporada (15 pases) por delante de Figo. Blanco y en botella. Más atrás nos encontramos a Mostovoi (66) y a Raúl (59), al que los números siguen elevándole como un futbolista total.
Decía Del Bosque que "en el pase está la virtud del fútbol; la solidaridad". Quizá sea por eso que Figo disfruta ahí, con las botas repletas de cal, esperando el zig-zag mortal. "Mi mejor pase está por llegar", dice ahora Luis. Bendito Cruyff.
