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Entrevista Amancio

"Ganaremos 0-1 y se acabará la maldición"

Amancio vivió su tarde más aciaga como jugador del Madrid en el estadio maldito, el Olímpico de Múnich. Una dolorosa derrota ante el Bayern le hizo perder los nervios, provocando su expulsión y el inicio de una etapa negra en la historia de estos duelos gigantes.

"El Bayern nunca está muerto. Con ellos no valen las bromas"

¿Y si le digo que la maldición del Madrid en Munich empezó con usted?

Ya imagino por dónde va. ¿Cómo voy a olvidar aquella expulsión en el Olímpico? Fue mi último partido en la Copa de Europa y además me costó tener que colgar las botas. El Bayern nos ganó 2-0 y nos dejó fuera de la final.

Pues la crónica de AS de aquel partido del 14 de abril de 1976 asegura que el árbitro galés Mr. Clive Thomas fue anticasero.

¡Será una broma! Por favor, si ese hombre nos acribilló a faltas que no eran. De ahí vino mi protesta en el último minuto, que provocó la segunda amarilla y mi expulsión tras dar un patadón al balón.

Algo le diría usted, ¿no?

Lo lógico. Un taco que en España se dice cada vez que te enfadas con alguien. Pero lo peor no fue la roja, sino que la televisión mostró un primer plano mío en el que se veía lo que le decía. Ya sabe: "Hijo de p...". Al día siguiente, en el colegio se lo dijeron a mis hijos y eso me dolió mucho. Me castigaron con dos partidos, pero ya dio igual porque aunque yo creía que iba a seguir una temporada más el club decidió que era mejor que colgase las botas.

¿Qué tenía aquel Bayern?

Pues sobre todo a un tipo pequeño que era una roca y metía goles como churros. Gerd Müller nos mató esa noche. Cazó dos balones sueltos fuera del área.

¿Por qué no le agarraban? Por entonces no se había inventado el Ushiro-nage...

Mire, hay muy poca memoria en el fútbol. Si a Müller no le agarraba nadie es porque los defensas sabían que agarrar a un delantero dentro del área es penalti. Ha sido así siempre. No entiendo que se pusiera en duda el penalti de Marchena a Raúl...

Volvamos al Bayern. ¿Qué tienen estos alemanes?

Su fútbol es previsible y nada vistoso, pero en estrategia son unos linces. En los córners y las faltas te matan por alto. Se crecen siempre ante nosotros. Pero...

¿Qué?

Que este Madrid es mucho mejor que el nuestro. Este Madrid no tiene rival si juega al cien por cien.

¿Y por qué el Madrid de usted se devaluó tanto?

Porque Don Raimundo Saporta decidió apostar por el baloncesto.

Hoy se acaba la maldición.

Deje, deje. El Bayern nunca está muerto. No valen las bromas, pero ganaremos 0-1 y se acabará la maldición.