Yo digo J. J. Santos

Jugar sin pamplinas

J.J.Santos
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Pese a que respeto el miedo de mi compañero Trueba y doy valor histórico a la cita reconvertida de Valdano con aquellodel miedo escénico, tengo que reconocer que eso del miedo en el fútbol me ha sonado siempre a pamplina. ¿Miedo a qué? No me entra en la cabeza que Ronaldo o Roberto Carlos dejen de sonreír porque chillen sesenta mil alemanes,o que Casillas tiemble porque Makaay sea el que le chute. Miedo, el que pasan los toreros. Miedo, el del responsable de cierre del periódico cuando se alargan los partidos nocturnos. Miedo, el de los reporteros de lo rosa cuando les encara el tal Cachuli. Miedo, el mío cuando noto algún dolor inesperado y saco mi vena hipocondríaca. Esos sí son miedos demostrables, tangibles, irrefrenables.

Si, pese a todo, a alguno le tienta hoy la excusa del miedo, que mire al palco y vea la cara de palo de su presidente. El miedo, de existir, hay que disimularlo jugando al ataque, haciendo lo que sabes. Como mucho, hay que tener miedo a lo desconocido, y para evitarlo ya están los vídeos. Además, que se sepa, el miedo no se transmite de generación en generación. Otra cosa son los complejos, y esos los tuvo durante décadas el Madrid y el resto de equipos españoles cuando viajaban a Alemania. Debía ser porque éramos más bajitos y menos políglotas. Ese complejo nos hacía jugar acobardados y recurrir a no sé qué historias de casta. A estas alturas, los complejos han desaparecido, y los miedos también.

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