El triunfo de los artistas

El fútbol es de los artistas. En Montjuïc ganó la única gran verdad de este maravilloso deporte. Por mucho que los mezquinos hayan intentado emponzoñar durante la semana la atmósfera, a la hora de la verdad los jugadores tomaron las riendas y dibujaron 20 minutos de lujos, fintas, amagos, cambios de ritmo y remates de todos los colores. El Madrid hizo un magnífico ensayo para la final del 17 de marzo, conquistando el corazón de esa Cataluña blanca que anoche hizo valer ese grito de guerra que encierra tantos significados: "Así, así, así, gana el Madrid". Me quedo con dos detalles que revelan la grandeza de este equipo de dibujos animados. El primero, cuando Zidane encaró al hijo de una leyenda, Johan Cruyff, y le hizo un amago fuera-dentro con el balón cosido a la bota que mando al chaval a Canaletas dejando al genio marsellés mirando al tendido con un público entregado ante semejante delicatessen. Jordi le podrá decir a su padre que estuvo junto a su sucesor natural. Zidane no es el quinto de la historia. Para mí ha igualado al holandés. Y lo digo con perspectiva histórica (no vi a Di Stéfano y Pelé pero sí al 14 del Barça) y sin forofismo alguno.

El segundo detalle que revela la jerarquía del mejor equipo de Europa la dieron los dos brasileños. Roberto Carlos siempre se marca una samba en este estadio y con un misil tomahawk dibujó el 1-2 del despegue. En cuanto a Ronie, ya sabía yo que iba a celebrar los Carnavales de Río a su manera. Este chico cambia los bailes y las plumas por goles. No falla ni de penalti. Ya suma 27 y antes de que llegue la primavera habrá cumplido con su cifra prometida (35). El líder no cede ni en las vísperas de Munich. ¡Tiembla Bayern! Kahn, da la cara si tienes valor...