Baño de catalanidad de Florentino

Con buen instinto político, Florentino ha aprovechado este viaje a Barcelona para rendir homenaje al fundador del club, Carlos Padrós, catalán. Es un dato poco conocido (aunque nunca ocultado, aberración que he llegado a leer alguna vez) y que confirma que España está cosida por hilos invisibles. Le rindió homenaje en Mataró, donde su recuerdo está vivo en el nombre del campo de fútbol y de una avenida. "Somos lo que somos gracias a un catalán", dijo Florentino en su discurso. Un homenaje al fundador y un gesto de simpatía a una tierra tenida por enemiga del madridismo.

Según estudios que maneja el Madrid, un millón de catalanes ya son merengues y Florentino quiere que su número crezca, igual que en todas partes. No renuncia a ningún territorio. Él concibe un Madrid universal. Su visión contrasta con los planteamientos del barcelonismo de última generación, un poco de campanario. Mientras el Madrid busca que su mercado sea todo el planeta, el Barça se va encerrando en Cataluña. Forzado, quizá, por la necesidad de conseguir soluciones financieras de urgencia, que manejan fuerzas nacionalistas. Pan para hoy pero hambre para mañana.

Porque ni siquiera su fortaleza en Cataluña es la que presume. Basta ver cómose mueve el Madrid en Montjuïc, su segundo campo amigo. El despliegue de Zidane, jugador que fuera de casa pierde mucho, la serenidad con que Muñiz pitó el Ushiro-nage sobre Raúl, con la que ha caído, y hasta los olés del final del partido, cuando el Madrid tocaba ante un Espanyol desconcertado, reflejan el peso que el club blanco tiene en tierras catalanas, donde sus peñistas viven días felices, a la espera de la final de Copa . No, el Barça no hace bien en reducirse a este mercado.