¡Te pagamos la multa!

Mereció la pena estar casi 40años en este mundo para asistir a semejante espectáculo. Carlos Padrós, que fue el abuelo jerárquico de Santiago Bernabéu (me pongo de pie), fue catalán y madridista. Y uno vino al homenaje que Florentino quiso rendir en el corazón del Maresme a ese hombre que puso la semillita de la Gran Obra. No negaré que casi rompo a llorar emocionado cuando vi a casi 700 madridistas de bien (andaluces, manchegos, extremeños... y ¡catalanes!) cantar el himno de Plácido a capella, mientras Florentino saludaba exultante al gentío, brazos en alto, al constatar que su famosa evangelización ha conquistado la plaza más difícil: Cataluña.

Vi entusiasmado como una masa humana cargada de ilusiones y sueños gritaba orgullosa "¡Presidente, presidente!", con el mismo fervor que los demócratas norteamericanos vitorean estos días a John Kerry. También contemplé a mi admirado Valdano, poco dado a estos fastos populistas, disfrutar viendo cómo el pueblo le aclamaba felicitándole por lo de Sevilla: "Jorge, esta final de Copa es tuya. Te pagamos nosotros la multa". Merece la pena rendir un homenaje a los madridistas que viven en Territorio Comanche, como ellos dicen. Son héroes capaces de defender su madridismo contra viento y marea. Me vuelvo a casa feliz. He vivido una noche galáctica.