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De la ‘solución Barrachina’ al ‘Ushiro-nage’

Pidió ayer Andrés Barrachina, vicepresidente del Valencia, la intervención del Ministerio del Interior. No creo que haya que llegar a tanto. Hubiera bastado con que Marchena, en lugar de ocuparse de inmovilizar a Raúl, hubiese atacado de cabeza el balón, para lo que gozaba ventajas de cuerpo, estatura y posición. Sólo con eso, el Valencia habría ganado el partido, hoy sería líder y no estaríamos dándole vueltas al molinillo del Madrid y los arbitrajes. Pero es que Marchena hizo lo que no debía hacer. Como Alfaro, por cierto, ante Tristán, hace un par de semanas.

Y es curioso, pero aquí se nos está olvidando que agarrar en el área es penalti. Se nos está olvidando por la cantidad de veces que lo vemos y no se pita. La calidad creciente de las transmisiones, más la calidad decreciente de los arbitrajes, más la comodidad ascendente de los defensas, se han coaligado para que mucha gente se sienta capaz de defender que estas jugadas no hay que pitarlas, porque nunca se pitan. A eso contribuyen no poco los ex árbitros comentaristas, con eso de le agarra pero no lo suficiente, y así salvan al árbitro, que al fin y al cabo no deja de ser carne de su carne.

Luego vamos al Mundial, Hierro agarra a un irlandés gigantón, nos pitan penalti y nos extrañamos. Por lo demás, se entiende la frustración del Valencia, que había preparado el partido a fondo y había aplicado escrupulosamente el plan acordado. Terminaba el partido y se veía líder y favorito en la Liga. Con el empate le cayó una losa. Pero no vale engañarse: el culpable del empate es Marchena, por ir a por el hombre, no a por el balón. Por someter a Raúl a una presa que, según docto peritaje del presidente de la Española de Judo, fue una ortodoxa interpretación del Ushiro-nage.