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¡Toma árbitro internacional!

La noche grande de Sevilla nos dejó al Madrid clasificado, al Sevilla enaltecido y al arbitraje español nuevamente desacreditado. Y este era internacional. Y se acompañaba del linier estrella del fútbol nacional, Rafa Guerrero, alias Rafa don’t fuck me, que volvió a lucirse. Una vez más vio a medias y mal lo que creía haber visto completo y bien y metió en un charco a su jefe. Claro que este se apresuró a compensar y al poco de reiniciado el juego enseñó una segunda tarjeta amarilla a Javi Navarro por un quítame allá esas pajas. Como la primera. En fin, así son, internacionales o no.

Arbitraje aparte, lo que vimos fue un partido fragoroso, muy copero, que el Sevilla arrancó embalado con ese gol rápido (esa bengala, Iturralde...) y que obligó al Madrid a pegarse un arrimón. Un buen Sevilla, con aire de equipo compacto, comprometido y capaz. Enfrente, el Madrid fue un grupo desigual, asustadizo al principio, progresivamente más seguro según avanzaba el partido. El susto de inicio fue de aúpa pero el tiempo que pasaba era como un viento que empujaba a su favor. Pero nunca llegó a conseguir el gol que anulara el ímpetu sevillista.

Fue un partido con un solo gol pero con buen trabajo de los dos porteros. Esteban le cerró la persiana a Ronaldo. César estuvo muy seguro en el frecuente trabajo duro y difícil del área, hasta el punto de ganarse el derecho a que no se le discuta la final. Pero el Madrid no pudo respirar hasta que se consumó el descuento. Y ahora quedan las discusiones. La pasadita de Valdano por los vestuarios en el descanso dará que hablar. El recurso a la roja de Zidane, que se puede perder el partido del Valencia, también. Pero todo eso pasará, y al fondo ya espera Montjuïc.