Zidane será el futuro ‘maestro’ de la cantera

Zidane eterno. Para siempre blanco. Ese es el gran sueño estratégico de Florentino Pérez, orgulloso al constatar que el fi chaje más caro de su primer mandato en la presidencia del Real Madrid (12.800 millones de pesetas) ha sido amortizado con creces. Aunque acabe contrato el 30 de junio de 2006 (le restaba un año, con otro opcional que ya han pactado ambas partes), el presidente ofrecerá al mago francés otra temporada más (2006-07) en un afán por prolongar el disfrute del madridismo de un jugador con tintes que empiezan a ser legendarios.

Además, Florentino tiene otro proyecto diseñado para premiar al 5 Blanco. Le propondrá que aproveche su carisma y su pasión por los niños para que pueda convertirse en el Maestro de esos pavones que cada fi n de semana viste con el escudo del Madrid a cientos de chavales. Zizou no será entrenador, ya lo ha dicho públicamente, pero al ser un icono para las nuevas generaciones se le quiere utilizar como una autoridad que sirva de ejemplo para los que empiezan a enfilar esa Ruta de El Dorado que fi naliza en el Bernabéu.

Zizou se ha consolidado como el galáctico por excelencia, es respetado por la crítica internacional (ha ganado el FIFA World Player 03), en el Bernabéu se le considera el heredero natural de Di Stéfano y los rivales admiran de él su elegancia y saber estar en el campo. Todo ello conduce a la famosa frase de Florentino (9-7-2001): "Zidane es de esos futbolistas que ha nacido para jugar en el Real Madrid".

Se cuida. Hay otra razón de peso para soñar con ver a Zinedine seguir paseando su talento por el Bernabéu hasta el 2007 (se retiraría con 35 años). Físicamente se sigue cuidando como si fuese un principiante. El marsellés mima su cuerpo con una escrupulosidad elogiada por los médicos y los fi sioterapeutas del club. La última prueba la dio tras caer lesionado ante el Betis. El parte hablaba de una rotura de fi bras y una baja mínima de dos semanas. Pero llegaba la eliminatoria copera con el Valencia y Zizou se sometió a tres sesiones de recuperación diarias (alguna en su propio domicilio), lo que le permitió jugar la última media hora de la vuelta en Mestalla y marcar el gol de la victoria (1-2).

Hay Zidane para rato. De corto y de largo. El Madrid ha ganado con él al mejor embajador imaginable: el del buen gusto.