NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Los designios de los entrenadores son inescrutables

Resulta que ganó Robredo y perdió Nadal pero para la jornada de hoy quitan a Robredo y dejan a Nadal. Quitan a Robredo, por cierto, para poner a Feliciano López, que a su vez ha sido desmontado del doble, que sí jugó en la finalísima de Melbourne. Estaba pensando en eso cuando vi que Queiroz, que había anunciado tímidamente la posibilidad de hacer rotaciones ante el Málaga, rotó justamente a Guti. El menos cansado, el que no tenía gastroenteritis, el que estaba pillando por fin una rachita buena de partidos, de esas que sólo se le permiten cada cierto tiempo.

Los designios de los entrenadores son inescrutables. Se conoce que el tormento de decidir les hace barajar variables extrañas que a los mortales comunes se nos escapan. Por ejemplo, lo de Juande en el Bernabéu. Saca primero un equipo cochambroso, parapetado atrás, sin ánimo de dar la menor guerra y sólo cuando el Madrid ya está dos a cero se pone a hacer cambios y resulta que compone un buen equipo. Y que ese equipo marca un gol, da algunos sustos y consigue que el Madrid termine pidiendo la hora. ¿Por qué no hizo Juande que su equipo jugara así desde el principio?

El caso es que sólo en el último tramo del partido el Madrid fue exigido, tuvo que correr, perseguir sombras y sufrir. Hasta eso jugó en una suave cuesta abajo, circulando el balón cómodamente, un entrenamiento con público con vistas al partido de Sevilla, que ese sí será de aúpa. Confiando en que su superioridad fuese goteando algún golito de cuando en cuando. ¿No hubiera sido mejor para el Málaga forzarle, apurarle por todo el campo, moverle y poner a prueba sus dificultades en la salida del balón, justo ayer, que no estaban ni Helguera ni Guti? Seguro que sí, pero...