Errores graves y decisivos

Lo de Lizondo Cortés en Zorrilla nos hace retroceder a la escuela arbitral que imperaba en España hace dos y tres décadas. Tiempos aquellos en los que se aseguraba con naturalidad que los grandes empezaban la Liga con diez puntos de más. Afortunadamente, soy de los que piensan que el nivel de los colegiados ha ido mejorando a medida que sus reivindicaciones económicas se han consolidado, pero esta norma no parece ir ligada al árbitro que pitó el domingo en Zorrilla. Independientemente de lo que piensen unos y otros, yo lo veo así: el penalti de Zidane a Jesús lo ve el mismísimo Rompetechos. El francés agarra de la camiseta y tira a Jesús, que se disponía a rematar de cabeza a gol. Es penalti y expulsión de Zidane. En el primer gol del Madrid hay una falta clara de Ronaldo a Peña.

En el penalti señalado, el balón sale despedido con tal fuerza del cuerpo del boliviano que parece imposible que le pegue en el brazo. Peña asegura que le da en el cuerpo y no hay ninguna imagen televisiva que no lo demuestre. Lizondo pita penalti y le acaba expulsando. Son tres grandes errores que demuestran el perjuicio que Lizondo le causa al Valladolid. Jugadas determinantes que decantan un partido. Por ello el enfado es tan grande. Tanto como la indiferencia que a orillas del Pisuerga se percibe de lo que ha representado la actuación de Lizondo para el resto del país. Si pasa en un Barcelona-Madrid, arde Troya y Lizondo hubiera pasado a la historia negra del arbitraje. Pero claro, el perjudicado ha sido el Valladolid. Tengámoslo en cuenta.