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Los ‘collons’ de Queiroz

Siento ser antipopular. Jamás me gustó ir río arriba, como los salmones que asumen su funerario desenlace. Pero mi dignidad me obliga a reconocerle sus méritos a un técnico africano, a un mozambiqueño llamado Carlos Queiroz. No me aferraré al ventajismo resultadista, pero sí creo preciso hacer una valoración fría y objetiva de lo acontecido anoche en Mestalla. Para empezar, Queiroz no especuló en ningún momento con el 3-0 del Bernabéu y fue descaradamente a por el partido. Dijo a Figo y Solari que buscasen las bandas y alimentó desde la pizarra la conexión diabólica formada por la doble R (Raúl & Ronaldo). La mejor dupla de Europa fabricó el 0-1 que apagó el ficticio espíritu remontadista de un Valencia plano, inferior (física y técnicamente) y entregado a una realidad que sólo discuten los que ven el fútbol con cristales de culo de vaso: el Madrid es infinitamente superior al Valencia.

La memoria es frágil, pero conviene señalar que antes de empezar esta eliminatoria el 80% de la población futbolera de este país se ponía una venda en los ojos con este lema grabado en la frente: "El Valencia es el favorito". Considero que ha llegado la hora de pedir (por no decir exigir) respeto hacia el Real Madrid. El único equipo de España que está en disposición de ganarlo todo. Líder en la liga, con el Bayern de Kahn aterrorizado ante el morboso cruce de la Champions, único gigante en semifinales de la Copa del Rey (aunque se meta hoy el Barça, ya sólo es grande en los libros de historia) y actual campeón de la Supercopa. Dicen que Queiroz es un patán. Un pobre hombre. Una marioneta de banquillo. Pues bien, jamás había conocido a un inútil hacer tan bien su trabajo. Tocan tiempos de reflexión...