Golpe de mando

Copa del Rey | Real Madrid 3 - Valencia 0

Golpe de mando

Golpe de mando

JESÚS AGUILERA, FELIPE SEVILLANO, PEPE ANDRÉS Y CHEMA DÍAZ

El Madrid se sobrepuso al asedio del Valencia y acabó arrasando. Raúl, fundamental. Mista las falló todas

Parece ser que el loro de Churchill, ya centenario y descolorido (el loro), sigue insultando a Hitler. No está claro si lo hace cuando le viene en gana o cuando ve a tipos con bigote. Lo importante del caso, además de la fi delidad del pájaro, es que cuando el mensaje es sufi cientemente importante se busca un altavoz en los lugares más insospechados.

De alguna forma (y hay que hilar fino, ya aviso), el Real Madrid ha sembrado el mundo de loros. Lo más curioso del asunto es que aunque estos bichos son imaginarios, se les oye. Esta cantinela es casi imperceptible si eres del Madrid pero puede llegar a ser insoportable si eres seguidor de cualquier otro club.

Y esto lo saben bien los equipos que visitan últimamente el Bernabéu. Sales, juegas bien, dominas y creas ocasiones, muchas, incluso. Y cuando piensas que el partido es tuyo, habla el loro y marca Raúl. Y mientras intentas localizar la procedencia de las voces ya te han metido tres. Ya dijo Gila en sus tratados sobre la guerra que en su ejército, a falta de tanques, subían un enano a un 600 descapotable y le decían que insultara, estrategia que no mata enemigos pero los desmoraliza muchísimo. Algo semejante ocurre con el loro. Más allá de los mensajes subconscientes, la victoria del Madrid tuvo muchísimo mérito. Lo tuvo porque estuvo acorralado y supo escaparse y lo tuvo porque fue ante un gran equipo, muy superior físicamente. Y lo tuvo, sobre todo, porque no estaba Zidane, un futbolista tan bueno que es capaz de tapar (en el Bernabéu) los defectos latentes, la ausencia de un centro del campo sólido y de una idea común.

El Madrid se sobrepuso a todo eso y acabó goleando y desesperando a un adversario que parecía inabordable en la primera media hora de partido, así de poderoso saltó el Valencia al campo, como si desfi lara en los Campos Elíseos, el público atónito, atónico el Madrid. En esos minutos el Valencia dispuso de tres ocasiones clarísimas, la primera de Albelda y las siguientes de Mista, todas cerquísima de los palos. Y no eran oportunidades aisladas, sino consecuencia de un empuje sostenido que llegó a encerrar al Madrid en su área, patadones al aire buscando oxígeno.

Pero justo en ese momento, en el de mayor agobio, alguien abrió una ventana. Se internó Roberto Carlos y se la dio a Solari, que la puso medio dulce, como es él, con rosquita, no muy alta, como debe ser. Raúl llegó con la cabeza en forma de flecha y marcó el primero. Qué importante es Raúl y que importante será para el Madrid que vuelva.

El Valencia quedó algo conmocionado, todos menos Cañizares, que se reía en el banquillo, sin mala intención, seguro, simplemente hay peinados y tintes que necesitan de las sonrisas para lucir plenamente, debe ser eso. Cuando faltaban tres minutos para el fi nal de la primera parte, Mista tuvo la ocasión de cambiar el destino y quizá de matar al loro, pero Helguera sacó la pelota cuando parecía colarse.

Hablemos un poco de Helguera. Digamos antes de nada que en su regreso al centro de la defensa estuvo fantástico, hecho que nos deja con cara de rana Gustavo a los que defendimos su reubicación en el mediocampo. Puede que estuviéramos equivocados, pero seguimos pensando que la razón principal por la que no ha rendido más arriba es porque ya no le apetecía o porque ya tenía la cabeza en otro sitio, que es otra forma de no apetecer. Sigamos. La segunda parte fue totalmente del Madrid. Guti comenzó a jugar y Figo siguió haciéndolo, probando cosas diferentes a correr la banda, trazando diagonales, tocándola rápido. Uno de sus pases lo recogió Ronaldo, que burló a Ayala y lanzó un disparo salvaje que rozó la escuadra. Si la pelota impactó en un espectador esperamos que ya esté mejor.

Muy poco después César hizo el milagro de Iker y le sacó un balón a bocajarro a Mista, tras una cantadita de Helguera. Pero ya no era aquel Valencia fabuloso, sino un equipo que se sentía inferior, Aimar missing. No tardó en desencadenarse toda la furia del Madrid. La primera embestida acabó con un agarrón de Marchena sobre Raúl, no castigado. La segunda fue imparable. La defensa el Valencia hizo falta a Figo y se frenó esperando que el árbitro pitara; Ronaldo aprovechó las dudas y fusiló sin piedad.

El tercero del Madrid lo marcó el árbitro, que se parecía mucho a un componente de Tricicle pero no teníani la mitad de gracia. Medina Cantalejo (más bien Catalejo) se inventó un penalti de Marchena a Raúl o quizá visualizó el anterior, que el cerebro es un órgano que tenemos desarrollado en un 10% y a veces mucho menos. Figo transformó el penalti. Luego hubo un par de expulsados (Beckham y Albelda) y un poco de bronca, para que pareciera un Real Madrid-Valencia, no por sentida animadversión. Final, 3-0. Que nadie piense que está todo decidido. Hay partido de vuelta. Y loros invisibles.